miércoles, 14 de abril de 2021

El Azahar.

ESTAMPA CAUDETANA.
EL AZAHAR.


Si te pasas por la plaza de El Carmen de esta Real Villa de Caudete y te da por levantar la vista del suelo o, en su caso, de la horizontal que sale disparada desde las niñas de tus ojos y miras un poco hacia arriba, allí por donde se ausenta el sol de la plaza, vas a toparte con tres hermosos naranjos ornamentales. Los vas a ver guapos, pujantes, saliendo de sí mismos a través de unos brotes que te hablarán de la fuerza, de la viveza que tienen en estos primeros días de primavera en los que va poniendo el sol su calorcico y, éste, con su caricia cariñosa, los ha despertado y, ellos, agradecidos, nos muestran el arte que tienen autopintándose con un color verde nuevecito que, por serlo, ilumina sus copas y alegra a las niñas de aquellos que les dedican un ratito.
En mis tiempos jóvenes, aquellos en los que me empleaba, a fondo, con las distintas teorías y escuelas filosóficas y sus inspiradores, tuve la suerte de disfrutar de la fragancia que lo llenaba todo en aquella villa de Onda de Castellón. En mitad de un mar de naranjos se levanta el santuario de la Virgen de la Esperanza (los Auroros de Caudete tienen aquella imagen de la Esperanza, en su estandarte que, seguramente, la trajo algún fraile carmelita venido desde allá). En este santuario teníamos los carmelitas el centro de estudios donde cursábamos los tres años de Filosofía.
Pues bien, cuando concluí aquella etapa de mi formación, se vino conmigo, pegado a mis papilas olfativas, el olor característico de las primaveras de aquellos pagos. Sí, se vino conmigo la fragancia que dejaban salir las flores de los miles y miles de naranjos que tapizaban aquellas tierras a este lado de la sierra del Espadán, a los pies de un montículo al que se le conoce con el nombre de Montí. Se vino conmigo EL HAZAHAR.
Cuando descubrí ayer por la tarde los botones blancos que tachonaban las copas de los tres naranjos de la plaza de El Carmen, me acerqué a ellos con la esperanza de aspirar, nuevamente, esa fragancia que guardo como muy grato, en mi vida.  No pude. No fue posible, porque los capullicos, salvo uno, se encontraban cerradicos, pero quedo a la espera de que se abran, al alimón, e inunden, con su suave fragancia, el ámbito de la plaza. Pienso que están a la espera de que se vayan de una vez los fríos que han vuelto por estos barrios.

Solo una, una flor solo, encontré en uno de los tres naranjos y me la traje en el telefonillo para que hoy te lleve, envuelto en su fragancia, mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
14.4.2021. Miércoles.  (C.1.230)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

1 comentario:

  1. Muy buenos días, P. Alfonso, como buen observador busco y busco hasta encontrar esa florecilla de azahar que hoy nos presenta , en su relato de buenos días, no tardarán ya muchos días en que podamos disfrutar de todas sus flores en plenitud. Que tenga un buen día.

    ResponderEliminar