La Campanica de Santa Ana

 ESTAMPA CAUDETANA.

LA CAMPANICA DE SANTA ANA.

(Imagen de la VIRGEN DURMIENTE que se venera en la ermita de Santa Ana en la Real Villa de Caudete)

Todo el santo día de ayer, con breves intervalos, estuvo sonando la campanica de la ermita de Santa Ana. Sus alegres y limpios sonidos se cargaban de energía en su hueco cóncavo de bronce y salían de estampida repartiéndose por todos los lugares de la Real Villa de Caudete.

Hasta los tranquilos muros del convento de San José y por entre la columnata Barroco Toscana del claustro bajo, sometidos por un calor sofocante, llegaba y se transmitía, el tañido de la campanica de la ermita de Santa Ana y, rebotando aquí y allá, se introducía por las rendijas e intersticios hasta el interior de habitaciones y del claustro alto.

Hasta más allá de las 20,00 horas, ya finalizada la última de las Eucaristías del día de la Solemnidad de LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A LOS CIELOS,  seguía dejándose oír en la calle mercado cuando volvía yo a casa, tras celebrarla, en la parroquia de Santa Catalina.

Ya lo había resaltado yo en la homilía: dos son los elementos circunstanciales que muestran la devoción de las gentes de esa Villa por la VIRGEN MARÍA ASUNTA A LOS CIELOS. De una ya te hablé ayer al hacerlo del fresco que pintara Pérezgil en uno de los muros del Santuario de la Virgen de GRACIA. La otra tiene su radicación en todo lo alto de la Villa, en la ermita de Santa Ana. Y no es otra que la imagen de la VIRGEN DURMIENTE que te muestro al inicio de estas letricas. Esta imagen durmiente había permanecido mucho tiempo en la parroquia de Santa Catalina hasta que, hace algunos años, por decisión de un párroco, fue trasladada a la ermita de Santa Ana y allí es venerada por el pueblo fiel. (El año pasado, cuando por la pandemia se vieron muy limitados, por  no decir, suprimidos, los cultos religiosos masivos, fue solicitada por una de las parroquias del vecino pueblo murciano de Yecla para que presidiera los actos cultuales en su honor tal día como el de hoy. Y con el visto bueno del párroco, se autorizó el traslado).

“Esta devoción por la DORMICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, nos dice el papa emérito Benito XVI, arranca allá en el siglo VI cuando en Jerusalén, la fiesta de LA THEOTÓKOS, LA MADRE DE DIOS que se consolidó en el concilio de Éfeso (a. 431) se convirtió en la FIESTA DE LA DORMICIÓN, del paso, del tránsito de LA ASUNCIÓN DE MARÍA, es decir, se transformó en la celebración del momento en que MARÍA salió del escenario de este mundo glorificada en alma y cuerpo en el cielo, en DIOS”

Y es allí arriba, en lo alto de la Villa, en la ermita de Santa Ana, donde los devotos encuentran, en la veneración de la imagen de la VIRGEN MARÍA DURMIENTE, ese entronque con la más fiel y genuina tradición.

Cuando el papa de feliz memoria Pío XII proclamó este dogma hace setenta y un años, con motivo del año santo de 1950 el pueblo cristiano, y este pueblo en concreto, ya venía manifestando como un hecho verdaderamente asumido su firme creencia de que la VIRGEN MARÍA se encontraba realmente en cuerpo y alma en el cielo junto a Jesús, su Hijo, con el Padre y el Espíritu Santo, en el ámbito de la divinidad, de la Santísima Trinidad. Realidad más que lógica pues si su Hijo, se encontraba allí ya con su cuerpo, con su naturaleza humana, era más que lógico que AQUELLA QUE LE ENJENDRÓ PARTICIPARA, TAMBIÉN, DE TAL PRERROGATIVA.

De ahí que los miembros de la Asociación de Santa Ana, esmerados cuidadores de la imagen de la VIRGEN DURMIENTE, hayan estado llamando, con el tañer de su campanica, la atención del fiel caudetano, durante todo el día de ayer, acerca de que, allí arriba, LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA ADQUIERE UNA RELEVANCIA MAYOR.

Recibe mi saludo, mis

    ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

16.8.2021. Lunes. (C. 1.340) 

P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.