ESTAMPA CAUDETANA.
TUVO SUERTE.
Aconteció en el medio día de ayer. Se cruzó en mi camino o fui yo quien se
cruzó en el suyo. Él, el CIEMPIES, había salido de entre la hojarasca del
ribazo del camino asfaltado que conduce a la Font y, en aquel momento, se
aventuraba en la peligrosa empresa de atravesar el recalentado asfalto por el
calor de un sol instalado en su cenit que, aunque el verano se había ido hacía
tiempo, todavía sacaba el sudor debajo de un jersey de lana.
Muchos cuerpecillos de congéneres aplastados salpicaban, aquí y allá, el
asfalto. No tuvieron éxito en la empresa de descubrir mundo, su mundo. Pero
creo que les mereció la pena dejar su vida en el intento porque conocieron
aquello que les era totalmente distinto, distinto a su mundo de vegetales
podridos que les servían de alimento. A lo mejor apostaron su vida en el viaje
que emprendieron para ir a descubrir nuevos terrenos con más y mejores
nutrientes pero, para ello, les era menester emprender la ímproba hazaña de
atravesar la franja asfáltica por donde pasaban a velocidad de vértigo unas
imponentes máquinas que podrían aplastarlos y eso aconteció porque muchos de
ellos no coronaron la empresa.
El de la foto sí que lo consiguió. Fue capaz de atravesar el camino asfaltado
en el que, sin duda alguna, se calentarían muchísimo sus largas filas de
piececillos.
Yo seguí mi camino cuando el CIEMPIES se introdujo por entre las hierbas secas
de la cuneta del camino a donde había llegado con éxito salvando así su vida,
cosa que no lograron tantos y tantos especímenes de su especie porque los
coches les habían reventado esparciendo sus entrañas por el asfalto donde
quedaron planchados sus duros caparazones.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
26.10.2021. Martes. (C. 1.405)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
Muy buenos días, P. Alfonso, como esos ciempiés y otros animalitos se juegan la vida cuando quieren buscar otros espacios que a ellos más les apetece o por su forma de vida. Que tenga un buen día.
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