ESTAMPA CAUDETANA.
EL MILAGRO.
Era invierno y, además, había pasado el podador por el jardín del chalet que hace esquina entre la calle Echegaray y la avenida de la Virgen de Gracia, justo enfrente de lo que, otrora, fuera jardín con cenador o pérgola de Villa Isabel, convertido hoy en un bardal por incuria de la propiedad, y un poco antes de llegar al monasterio de las Madres Carmelitas de clausura. Entonces, el impala de hierro, una escultura con firma de un escultor albaceteño, lucía todo hermoso, limpio de cualquier impedimento. Los rosales que rodean el pilote sobre el que se encuentra la escultura, y ella misma, totalmente libre de cualquier impedimento que se interpusiera entre ellos y el observador que pasara por la avenida de la Virgen de Gracia. Ya te di noticia de ello en su día.
Ayer por la tarde volví a pasar frente al jardín y me llamó poderosamente la atención lo que apareció ante mi vista y que yo califico de MILAGRO. Aquel objeto de adorno que lucía totalmente sus hierros en invierno, ayer, se encontraba desaparecido, casi en su totalidad, porque los rosales sembrados en la base del monumento se habían levantado desde los muñones en que los dejó el podador y ayer lucían en todo su esplendor mostrando unas rosas preciosas que dejaban la escultura de hierro, lo que asomaba, la cabeza con sus finos cuernos, en un segundo lugar.
Y es que, la naturaleza, cuando dice:"aquí estoy yo" el MILAGRO aparece a ojos vista.
Ese MILAGRO te lleva hoy mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
22.4.2024. Lunes. (C. 1.873)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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