martes, 9 de abril de 2024

Se abrió la Rosa.

ESTAMPA CAUDETANA.

SE ABRIÓ LA ROSA.

Ayer por la mañana cuando me acerqué a celebrar la eucaristía en la iglesia del monasterio de las Madres Carmelitas de clausura, me llamó poderosamente la atención una rosa abierta. Se encontraba en la cúspide, todo lo alto, de un rosal pegado a la pared de obra que separa un jardín de la calle Echegaray, jardín que hace esquina con la Avenida de la Virgen de Gracia. 

Es la que contemplas al inicio de este escrito que te lleva en el día de hoy mi saludo.

Ayer celebraba el orbe católico la solemnidad de la Anunciación del Señor. Acontecimiento que partió en dos la historia de la humanidad marcando un antes y un después. Ese acontecimiento no es otro que la puesta en marcha, por parte de Dios, del plan que abrigaba desde siempre para el ser humano, el plan de su regeneración para optar al reencuentro con Él y hacerlo de la manera más cercana a nosotros posible, cuál era el compartir con nosotros a través de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, la naturaleza humana.

Esta fiesta, tradicionalmente se celebra el 25 de marzo de cada año, pero en este coincidió o cayó en mitad de la Semana Santa y las liturgias de ese tiempo prevalecen sobre cualquier otra celebración festiva, ya sea el de los santos, ya sea de la Virgen, Nuestra Madre, por lo que la Santa Madre Iglesia trasladó la solemnidad, desde su día señalado, al lunes de la segunda semana de Pascua, es decir, a ayer.

Y pensaba yo, mientras me acercaba al monasterio que, como hiciera el Arcángel San Gabriel al acercarse a Ella, a la Virgen Nazaretana, la piropeó, llamándola "Llena de Gracia" antes de hacerle partícipe del mensaje que traía de parte de Dios Padre, hacía lo propio la naturaleza reventando en color y belleza en honor de la Elegida por Dios para ser la Madre de su Hijo, del Señor, y, así, el rosal, que pegado a la pared de obra del jardín ya citado, florecía despampanantemente para hacerse ofrenda y obsequio a su Reina, a la Reina de todo lo creado, en el día en que era requerida por Dios para que colaborara con Él, en la obra de la Redención engendrando, en sus purísimas entrañas, a su Hijo para que nos procediera, en el caminar por este mundo, al reencuentro con el Padre.

Buen tributo y mejor ofrenda le hizo la naturaleza en el día de ayer a la Virgen María.


Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

9.4.2024. Martes.(C.1.860)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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