ESTAMPA CAUDETANA.
LA VARA DE SAN JOSÉ. 2
Llevaba unos días chistándome mi amiga, LA VARA DE SAN JOSÉ, como si quisiera decirme un recadito al oído para que no se enterara nadie más. Lo hacía siempre que pasaba delante de ella, a este lado de los cristales, de las jambas de la ventana.
La guapa presumía y deseaba, quería, que me fijara en ella, quería que disfrutara contemplándola, tan guapa, tan emperegilada. Porque ahí, donde la ves, también le gusta que nos fijemos en ella, sobre todo, después de haber trabajado tanto y tan concienzudamente confeccionando sus hermosas obras que se ha ido poniendo una tras otra sin descanso, según las iba esculpiendo y, en eso, sigue escalando sobre sí misma hasta llegar a su cumbre y coronar su obra porque, si cada una es un monumento, todas ellas juntas, son un conjunto ornamental de primera calidad y magnitud. Ocho son ya las flores abiertas de par en par mostrando la riqueza de su interiorifad para que los insectos polinizadores se acerquen hasta ellas y al embadurnarse con el polen de sus estambres lo trasladen a los pistilos para que lleguen allí donde se van a formar la simientes llamadas a convertirse en otras tantas VARAS DE SAN JOSÉ o, como quieras, de MALVAS REALES.
Ayer la hice caso. Ayer sí que puse mi oído junto a ellas y todas ellas, al unísono, a una sola voz, me decían:
"libéranos, danos aire, mándanos por ahí, porque nosotras no somos menos que las mujeres y los frailes pues, como afirma el dicho, muy repetido por mi compañero el P. Ángel Vañó Payá, carmelita, que es un hombre provecto, de muchos años, él dice que tiene cumplidos 99, aunque para llegar allí le quedan los mismos que al rey emérito, pues son quintos:
"a la mujer y al fraile que los dé el aire, que los dé el aire".
Pues eso mismo queremos nosotras, me decían al oído mientras se reían a coro por lo bagines, anda, mándanos de viaje para "QUE NOS DÉ EL AIRE", para "QUE NOS DÉ EL AIRE".
Y yo que soy muy comprensivo y favorecedor de los buenos deseos, y, además me gusta presumir de mis preciosidades, ¡cómo no voy a darlas gusto si está en mi mano dárselo, si está en mi mano otorgarselo
Así que me pongo a su disposición y, obedeciéndola os la mando y, así, ella, mi querida VARA DE SAN JOSÉ, os vuelve a acercar hoy, mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
24.5.2024.Viernes. (C. 1.903)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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