miércoles, 22 de mayo de 2024

Oxalis Curniculata.

ESTAMPA CAUDETANA.

OXALIS CURNICULATA.

¿Quién dijo miedo? Yo, no. 

En lontananza se vislumbran ya las dos mil mañanas en que me he dirigido a ti, desde aquel treinta de noviembre del año 2017, en que escribí, no voy a decir el primero, porque ya había escrito otros muchos, con anterioridad, en Madrid, para darte mis saludos y mis buenos días. Pero sí desde que me encuentro aquí en la Real Villa de Caudete. Y sólo me quedan noventa y nueve para llegar a los 2.000, porque el que hoy te mando ya no cuenta. 

Resulta que al volver ayer por la mañana, pasadas las nueve y media, de celebrar la Eucaristía en el monasterio de las monjas Carmelitas de clausura, me topé con ella que, vete a saber cómo surgio allí donde las piedras que sujetan la acera  se hunden en la calzada de alquitrán de la calle Dos de Mayo, justo, donde ésta se da de bruces con la calle Echegaray. Se encontraba la plantita toda iluminada por un sol joven que nos servía en bandeja la cercana villa alicantina de Villena, así estaba la OXALIS CURNICULATA.

Todo en ella era pequeño e insignificante. Mucho tenían  que esmerarse las pupilas para poder contemplarla aunque en la mañana de ayer, como te acabo de decir, un sol joven y esplendente pespunteaba con sus finos rayos cada una de sus florecillas y las sacaba desde el fondo de su nimiedad resaltando su color amarillo. 

Para poder distinguir la planta de la que salían esas estrellitas que brillaban de día, como lo hace la luna por la noche, con la luz prestada del sol, tuve la necesidad de agacharme y fue entonces cuando descubrí sus hojitas liliputienses, tres hojitas tenía cada uno de los pedúnculos. Solo tres. Y, claro, ya no me hizo falta servirme del nombre científico que se le ha dado y que es el que llevan por título estas palabricas: OXALIS CORNICULATA, si no,  de aquel que empleamos nosotros en nuestro hablar. Descubrí que se trataba de una planta de TREBOL AMARILLO. 

Contrasta la planta que hoy te lleva mi saludo, pequeñita, ella, con aquella otra, hermana suya, que crece en una de las jardineras que se asoman al claustro barroco-toscano, desde el alféizar de una de las ventanas del claustro alto, de este convento de San José (El Carmen) y que ya viajó, con anterioridad, para hacerte entrega de mi saludo y buen deseo mañanero.

Hoy lo vuelve a hacer el TRÉBOL AMARILLO encerradico en el número 1901.


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

22.5.2024. Miércoles. (C. 1.901)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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