miércoles, 17 de julio de 2024

Parodia Magnífica.

ESTAMPA CAUDETANA. 

PARODIA MAGNIFICA.

Forzosamente tenía que ser así. Se la veía venir estos días de atrás, más concretamente a lo largo de la novena ofrecida a la Virgen Santísima Nuestra Madre del Monte Carmelo. Y, como de un parto con dificultades se tratara, fue aguantando y aguantando hasta que llegó el día de ayer y, en llegando, ya desde muy tempranico, la PARODIA MAGNIFICA, se sacó de su entretelas y se puso en el ápice de sí misma, esa flor tan preciosa tan guapa tan maravillosa ofreciéndosela así a su Reina, a Aquella que fue coronada, por la Beatísima Trinidad, Reina de todo lo que salió de la mano creadora de Dios. 

Sí, ayer,  no podía ser de otra manera, día en que la celebrábamos a Ella, en su advocación del Monte Carmelo, LA PARODIA MAGNIFICA se apretó los machos y dijo:

"¡aquí estoy yo! Y se puso por montera, esa preciosidad de flor para, así, ofrecérsela a la Madre de Dios en el día que la celebrábamos como Madre de la familia del Carmelo, Estrella de los mares y compañera en nuestro andar por los caminos de la vida. 

Por la tarde toda la comunidad de frailes estuvimos presente en la celebración festiva y solemísima de la liturgia en honor de la Madre y Hermana, la Virgen María del Monte Carmelo.

Presidió la Eucaristía el padre Antonio Garciá Albero, carmelita, predicador de la novena en honor de Ella, de la Señora del Lugar. Pero, para la homilía cedió los trastes al diácono que ejercía su diaconía en el rito solemne de la liturgia en honor de la Virgen María del Monte Carmelo. 

El diácono no era otro que Manuel Graciá Villaescusa, carmelita,ñ de esta Real Villa de Caudete, que se encuentra con nosotros, estos días previos a su ordenación sacerdotal, ocupándose de todo lo tendente a dicho evento que tendrá lugar el próximo sábado, día 20, a las 12 de la mañana en la parroquia de Santa Catalina. 

El orador sagrado, Manuel, tras hacernos saber que se encontraban muy contento celebrando con sus paisanos, que abarrotaban la Iglesia del convento de San José (El Carmen), después de haber salido del pueblo hacía más de cincuenta años, nos llevó de la mano a entrar en los textos bíblicos que se habían proclamado en la liturgia de la palabra mást concretamente en la primera lectura y en el Evangelio.

La primera lectura está tomada de 1Re 18,41-46. Y recoge la oración que hizo el profeta Elías adiós suplicándole que terminara una sequía pertinaz que estaba haciendo muchísimo daño en toda aquella zona. Y mientras oraba mandó a su servidor que subiera a lo alto de la montaña del Carmelo y oteara el mar. Aquel hombre subió siete veces y en la última observó que una nubecilla como La Palma del pie subía desde la superficie del mar y empujada por los aires cubrió el cielo de nubes y empezó una lluvia que vino a terminar con la sequía existente. Explicó a la concurrencia que por aquel entonces se atravesaba una etapa malísima en el ámbito de lo religioso porque la reina Jezabel había traído de su tierra fenicia y junto a Baal, dios de la fertilidad. Y Elías desmontó esa creencia con el hecho grandioso de la lluvia obtenida del Dios de Israel demostrando que quien es verdaderamente Dios de la fertilidad es el Dios de Israel y no Baal de los fenicios porque, nos decía el orador sagrado, Dios es creador y también criador, es decir, que se preocupa providentemente de sus hijos los hombres. 

Luego nos habló del Evangelio proclamado en la liturgia de la palabra y que fue tomado del evangelista San Juan (19,26-27) en él se nos hablaba del momento trágico en el que Jesús estaba clavado en la cruz y, a punto de espirar, con el último aliento de sus pulmones dió a su Madre por Madre a todos los hombres representados en el evangelista Juan que estaba con ella presente haciendo de notario del hecho grandioso de la entrega de Jesús por nuestro bien:

"Mujer, ahí tienes a tu hijo. 

Hombre, ahí tienes a tu Madre. Y desde aquella hora el joven discípulo del maestro la recibió en su casa.

Se felicitaba, y nos felicitaba a todos, el bueno de Manuel, por haber sido objeto del gran regalo que nos hizo Jesús antes de que la muerte sellara su vida terrena, el de tener por Madre a la Virgen María, Madre de Dios, a la que estábamos celebrando solemnemente en el día de su advocación de el Monte Carmelo. 

Y como hiciera el predicador de la novena el día anterior solicitó a la Virgen, Nuestra Madre del Monte Carmelo, que nos asistiera en las situaciones especialmente graves que pudiéramos atravesar en el caminar por los vericuetos de este mundo hacia el encuentro con Dios nuestro Padre. 

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

17.7.2024. Martes. SOLEMNIDAD DE LA VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO. (C. 1.957)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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