viernes, 28 de marzo de 2025

Surtió el efecto perseguido.

ESTAMPA CAUDETANA.

SURTIÓ EL EFECTO PERSEGUIDO. 

Fue antes de ayer, al entrar en la Avenida de La Virgen de Gracia, cuando me llamó la atención, inmediatamente, un folio pegado al primero de los árboles en el que se podía leer: 

"ATENCIÓN NO ENTREN A LAS ZONAS AJARDINADAS PORQUE SE HA PROCEDIDO A DESINFECTARLAS CON ELEMENTOS FITOSANITARIOS"

Y, ayer, cuando volví por las andadas, como suelo hacer cada tarde, observé cómo, a la altura de la pared de la huerta del monasterio de las Madres Carmelitas de clausura, una señora se desvivía por sacar del parterre a una de sus perritas con las que había salido a pasear. 

Al cruzarme con ella, nos saludamos y, la dije:

"Es díscola, no la obedece"

Y, ella, por toda respuesta,  apuntando con el dedo a un lugar determinado del parterre, me dijo:

"mire usted que rata más grande hay ahí tirada" 

Y, sí, junto a una piedra se encontraba el cadáver de un roedor que, en vida, llegó a ser ciertamente guapo,  un hermoso ejemplar de los que habitan en túneles y alcantarillas, desde los que salen para buscar su alimento en los olvidos y desechos de los seres humanos, un tanto descuidados con sus deberes cívicos. 

Saqué el telefonillo y, ni corto ni perezoso, saqué una fotografía a aquel ser inerte que alegremente corretearía avenida de la Virgen de Gracia arriba y abajo pero que, ahora, yacía de costado, inerte, sin la gracia que otorga, a todo ser, la vida. Manifestando, a las claras, el éxito de la campaña de desinfección que ha llevado a cabo el Ilustrísimo Ayuntamiento de la Real Villa de Caudete en el día de antes de ayer, a lo largo de la mencionada Avenida de la Virgen de Gracia: 

¡SURTIÓ EL EFECTO PERSEGUIDO!

La prueba permanecía, palmaria y clara, en medio de un parterre, tirada, abandonada, en la tarde de ayer. Era el cadáver de una rata. 

Da tristeza contemplar la escena que supone, siempre y en todos los casos, aunque fuere de roedores transmisores de enfermedades, la muerte.

Tuvo que ser guapo ese animal correteando velózmente, de un lado a otro, pero, ya, ya no. Ya no lo era porque la muerte, siempre, siempre, instala en el ser que disfrutó de vida una careta que nos habla de finitud, de fin.

Solo estaba allí, en el parterre de la Avenida de la Virgen de Gracia, el cadáver de un ser tampoco estimado y que causa repelús, a los seres humanos porque suele portar, en sí, y transmitir graves  enfermedades. Contemplándolo vino a mi memoria aquel verso del poeta Gustavo Adolfo Bécquer, que decía en su Rima LXXIII (*)

" Dios mío, qué solos se quedan los muertos" 

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

28.3.2025. Viernes. (C.2.187)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

(*) Rima LXXIII recitada por Juan Erasmo Mochi. Compartida desde internet.

https://youtu.be/g-UKVWx4tPg?si=OXuCTxBuXfg3ZFBd

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