jueves, 21 de diciembre de 2017

ESTAMPA CAUDETANA. El Pueblo del silencio



ESTAMPA CAUDETANA.
EL PUEBLO DEL SILENCIO.

La parroquia ofrece una Eucaristía en sufragio de los que DUERMEN. Digo DUERMEN porque, desde la fe, los que se nos marchan quedan a la espera de ser despertados cuando Dios así lo tenga dispuesto, por sus ángeles, según nos dejó dicho Jesús. Y así se nos dice en el libro de la Consolación o Apocalipsis que escribiera el vidente San Juan, el evangelista, el discípulo amado del Señor, aquel que reposó su cabeza en el pecho del Señor durante la Última Cena,  a los fieles de las siete iglesias o comunidades de Asia Menor, mientras permanecía desterrado en la isla de Patmos (resulta que fue condenado a morir frito en una olla de aceite hirviendo. Lo introdujeron, ya viejecito, y cuando le sacaron los verdugos... creo que se cayeron de espaldas porque, al que pensaban sacar como un torrezno, salió hecho un pimpollo, vamos, un jovenzuelo. Ejecutada la sentencia y habiéndola superado el condenado, de acuerdo con la ley romana, no podía condenársele nuevamente a la pena capital por la misma "fechoría" por lo que el  emperador Trajano, el de Córdoba, mandó que le desterraran a aquella isla del Mediterráneo oriental.

Y digo que DUERMEN porque el lugar donde están inhumados muchos más que los que habitan la ciudad del ruido, de Caudete, es el CEMENTERIO y cementerio es una palabra griega que en castellano significa DORMITORIO.

Hoy, por ayer, dispuso el párroco que fuera yo quien la celebrara y lo hice por primera vez en el tiempo que llevo aquí.

Amaneció un día soleado pero muy frío. La capilla del cementerio, cuya puerta ves al final de la fila de cipreses que semejan a guardias que rinden honores en cada cortejo fúnebre, daba la sensación de ser una cámara de refrigeración. Durante toda la Eucaristía estuvimos "fumando" los asistentes, es decir, arrojando baos con cada respiración. Me daba la impresión de que cada palabra se materializaba al salir de los órganos de fonación. ¡Qué frío! Estuve todo el día de ayer tosiendo como un descosido y en ellas ando.

El cementerio daba gusto verle. Todo él limpio. Las calles amplias permiten las maniobras de inhumación de los cadáveres, metidos en sus cajas, con suma facilidad. Las lápidas limpias adornadas con flores, las más de tela y plásticos, todas ellas de colores vivos dando un tono, si me lo permites, alegre, que constituye un símbolo del gozo que nuestra fe augura tras pasar por la puerta de la muerte al ámbito de lo divino.

Hay un mausoleo de una familia que llama poderosamente la atención pero que oculta bajo él la misma realidad que cualquier otra sencilla sepultura o nicho: restos, ceniza, polvillo envuelto en la misma espera  EL DESPERTAR PARA LA RESURRECCIÓN.

Allí, a dos pasos frente a la capilla, se encuentra el sepulcro de los carmelitas. De siempre los religiosos habían ido desnudándose de la carne bajo el piso de la iglesia del convento de San José. Pero ya hace algún tiempo compramos una parcelita, aledaña a la capilla, donde reciben sepultura, junto a los hermanos del pueblo con los que hicieron el camino explicitado por Cristo con la mira puesta en LA CASA DEL PADRE DE TODOS que es lugar de FELICIDAD que llamamos CIELO.

Casi tiritando corre hasta ti mi saludo, mis

               ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
21.12.2017. Jueves. En Cataluña tienen hoy votaciones.
P. Alfonso Herrera. O. Carmelitana

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