lunes, 30 de abril de 2018

Gazpacho Pascual de los Cofrades de la Virgen de los Dolores


ESTAMPA CAUDETANA. GAZPACHO PASCUAL DE LOS COFRADES DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES.


En caudete hay tradiciones «a punta pala», que apostilla el dicho. Una de ellas es LA COMIDA DE FRATERNIDAD que celebran con motivo de LA PASCUA, los Cofrades de la Virgen de los Dolores.
- Ayer fue el día acotado en el calendario.
- El párroco nos había comentado el día anterior que la Cofradía de La Virgen de los Dolores nos invitaba a todos a la COMIDA FRATERNAL que, con motivo de LA PASCUA, vienen celebrando desde hace tanto tiempo que resultaría muy laborioso bajar bastante en la columna de calendarios que van cayendo uno sobre otro hasta ahora mismo.
Faltaron a la cita algunos cofrades que excusaron la asistencia debido a viajes no programados.
Tres decenas de cofrades se sentaron a lo largo de una mesa en una sala cuya dueña suele alquilarla para ayudarse a terminar el mes, según me dijo.
La gran sala se abría a un patio interior a través de una cortina confeccionada con tiras de plástico y... allí, en un cubículo que tiene como fin hacer de cocina, se encontraba la culpable de que estuviera toda la sala invadida por un olor que hacía muy agradable la atmósfera y, claro, era prolegómeno de un ameno y entretenido ágape.
Allí estaba. Sobre un fogón portátil de butano hervía EL GAZPACHO CAUDETANO.  Imposible describir los ingredientes. Sólo sé que las tajadas eran de bichos que correteando por el monte iban provistos de buenas pellizas (cuando yo era pequeño con pellizas de esos bichos, fabricaba mi zambomba para cantar villancicos de puerta en puerta pidiendo el aguinaldo en la Navidad siguiente), y de otros que se vestían con plumas y cuyos muslos y pechuga troceada subían y bajaban empujados por un caldo espesito que hacía gorgoritos y que, al romperse, liberaban unos vahos que eran los causantes de la grata atmósfera que te recibía al entrar en la gran sala.
¿Las culpables?
Fina, la Presidenta de la Cofradía, y María Candelaria.
Manos cargadas de experiencia que obedecían ciegamente las órdenes que unas cabezas muy bien estructuradas les mandaban.
Sí, habían logrado una ¡OBRA DE ARTE!
Enseguida vino a mi memoria aquel otro gazpacho que comiera en Yecla hace muchos años en casa de mis buenos amigos Paco Azorín-Albiñana (compañero de pupitre, en el colegio de los Salesianos de Yecla, de José Martínez Ruiz que firmaría sus obras literarias con el Seudónimo de Antonio Azorín, nombre y apellido que fueron del amigo y compañero  de ambos, y que una mala enfermedad acabó con él dejando una profunda huella en el que luego sería el gran escritor, AZORÍN) y Virtudes López que ya disfrutan, a mantel puesto, en aquella comida de la que hablara Jesús a sus amigos cuando les dijo: «ya no beberé más del fruto de la vid hasta que lo haga con vosotros en el Reino de mi Padre» Mt 28
En aquel plato hondo puso VIRTUDES la torta y encima, cazo a cazo, aquel gazpacho con abundantes tajadas de bichos de pelo y pluma, igualito que hicieron ayer conmigo las buenas de FINA Y MARÍA CANDELARIA. Caudete y Yecla, dos pueblos cercanos a los que yo uno a mí por sus respectivos y muy semejantes GAZPACHOS.
Todo contento va a buscarte mi saludo, mis

         ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
30.4.2018 Lunes P. Alfonso Herrera. O.C.

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