miércoles, 4 de abril de 2018

ESTAMPA CAUDETANA. El Parque de la Virgen


ESTAMPA CAUDETANA.
EL PARQUE DE SANTA MARÍA DE GRACIA.



- No te voy a decir nada acerca de cuántos metros cuadrados ocupa el denominado parque de la Virgen de Gracia. Tampoco te voy a informar acerca de la foresta, de las distintas clases de árboles, arbustos y plantas, en general, que crecen en ese ámbito. Separa el parque del Santuario de la Virgen de Gracia al que le está dedicado, la carretera que nos lleva desde Caudete hasta Villena. No tienes más que cruzar el paso de peatones y ya estás en la puerta del santuario o si, desde allí vienes, nada más atravesar  el paso de peatones te encuentras, ya, en el mismo parque. Su trazado tiene forma de triángulo equilátero de modo y manera que uno de los vértices está situado en el mismo paso de peatones. Hoy voy a hablarte de lo que vi ayer, por el lunes de Pascua, cuando bajé dando una vuelta para llegarme hasta el Santuario de Nuestra Madre la Virgen de Gracia con el fin de saludarla, todavía inmersa en la luminosidad de la Resurrección de Jesucristo, antes de enderezar los pasos hacia la parroquia de San Francisco donde habría de celebrar la Eucaristía a las 18:30.
- Bajaba yo camino abajo por el paseo de la Virgen y, llegando a la cercanía del parque, escuché la gran algarabía el gran ruido y las grandes risas y fiestas que tenían montados un gran grupo de chicos adolescentes del pueblo.  Varios monitores de la Cruz Roja habían convocado una reunión de esparcimiento y aprendizaje y estaban llenando toda una tarde de vacación lectiva porque, como sabes, en la zona de Levante, a la que se une con harta frecuencia el pueblo de Caudete, celebra con gran efusión y solemnidad el Lunes de Pascua en el que, las gentes del lugar, salen al campo a comer la mona y pasar, así, un tiempo de esparcimiento. Los chicos que acudieron  a realizar el programa pergeñado por los monitores de la Cruz Roja se lo estaban pasando pipa. No tuve más tiempo que el que se emplea para hacer unas fotos, porque el reloj me metía prisas con el fin de que llegara puntualmente, a la hora fijada, a la iglesia de San Francisco.  Puedo decirte, no obstante, que había chicos que hacían verdaderas piruetas en los elementos que el Ayuntamiento ha colocado para su diversión y ejercicio en dicho parque, había chicos que corrían de un lado a otro posiblemente jugando algún juego inventado o a una gincana. Todos, absolutamente todos, participaban en lo programado y a ninguno vi apartado, ni solo, ni sentado en los bancos del parque «atado» por el engañoso lazo de un móvil. Aquello, verdaderamente, era una fiesta de chicos jóvenes y para chicos jóvenes montados por otros chicos, los monitores de la Cruz Roja, también jóvenes. Daba gusto ver a esa gente, a esos chicos, a la riqueza del pueblo, pasando la tarde del día festivo de modo sano, deportivo, lúdico y aprendiendo, en lugar de entretenerse tirando piedras a los pájaros, (en mi pueblo, en Oropesa, diríamos: «tirando piedras a la vía» porque mi barrio, donde yo nací, el barrio de la Estación, estaba pegado a las vías del tren), ya te digo, una gozada. Continué mi camino. Por la puerta del Santuario de la Virgen de Gracia, estaba entrando un grupo familiar compuesto por un matrimonio y tres hijos que, sin duda alguna entraban para encontrarse con la Virgen Nuestra Madre. No mucho tiempo después entré yo. Allí estaban. Todos juntos, en el tercero de los bancos, en silencio audible para los oídos de la Virgen. También se encontraban en recogida actitud otras gentes venidas con el mismo fin, para felicitar a la Virgen por el TRIUNFO SIN PRECEDENTES QUE HABÍA CONSEGUIDO JESÚS, SU HIJO, AL RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS EL DÍA ANTERIOR.   Yo, pegado a la columna, en plan de seguir la marcha, hice lo mismo. Le di la ENHORABUENA a tan felicísima MADRE, lindamente ataviada por Lourdes,  con un manto bordarlo en oro. La saludé con la Salve. Me congratulé con Jesucristo Sacramentado, le recé un Padrenuestro y continué camino, carretera arriba, hasta el barrio de San Francisco dónde está situada la parroquia del mismo nombre. Allí ya me esperaban unos cuantos hermanos que no se habían ido a comer la mona al campo y venían a la Parroquia para participar de LA CENA DEL SEÑOR RESUCITADO.

Presa de gozo y contento, sale pitando para encontrarse contigo, mi saludo, mis

          ¡BUENOS DÍAS!!!!!!
4.4.2018 Miércoles de la octava de Pascua.  P. Alfonso Herrera. Carm.

No hay comentarios:

Publicar un comentario