miércoles, 23 de mayo de 2018

Los Quesos de la Leyenda


ESTAMPA CAUDETANA.
LOS QUESOS DE LA LEYENDA.

Mediada la semana pasada bajé hasta el Santuario de la Virgen de Gracia. Suelo hacerlo con alguna frecuencia. Pero esta vez se me ofreció por parte de Lourdes, la guardesa del Santuario, ver y fotografiar la corona de la Virgen de la que ya te di cumplida cuenta ayer. No me hice rogar. Dentro de la sacristía se encontraba el sobrino de Paco Bajoca limpiando candelabros y cruces para que lucieran guapos el domingo cuando se celebrara en el Santuario la misa con motivo de la FIESTA DE LA VIRGEN MADRE DE LA IGLESIA en la que se expondría ante los fieles la corona encontrada en un cuarto oscuro. También estaba el Secretario de Amigos de la Historia Caudetana. Por primera vez entré hasta la pequeña capilla que se dice fue el lugar donde se veneraran las imágenes cuando fueron sacadas a la luz desde la profundidad de la cueva, cuyo suelo se ve a través de una verja de hierro forjado. En el expositor que hay frente a la capilla donde se afirma que se encontraron, por revelación de la Virgen de Gracia, su imagen y la de San Blas con una campana a la entrada de la cueva, hay media docena de piedras redondas. Me dijo Lourdes que muy bien podían haber sido elementos de los que se servían los romanos para calentar los baños o, en su caso, pedestales donde colocar figuras de santos. Cumplieran la misión que fuera, el caso es que, esas piedras, sustentan una curiosa leyenda no muy antigua pues, según dice el escrito, aconteció en el siglo XVIII :« se cuenta en ella que, una mujer que se dedicaba a hacer quesos con la leche de sus ovejas y cabras, no daba con el modo de llevar el negocio adelante. La leche no cuajaba y al no sujetarse los calostros en el esparto, se iba en agua por el chorrilero. Ante tal y repetido desastre acudió a la Virgen de Gracia y se juramentó con Ella haciéndole voto de que si aquello terminaba y le salían bien los quesos, entregaría dos a los pobres. ...Aquella mujer cuajó la leche de sus animales y consiguió sacar, esta vez sí, SEIS QUESOS como nunca había acontecido. Eran tan hermosos, tan ricos, tan buenos, con una vista y un olor que embelesaba, que la pobre mujer no cumplió su voto. Y cuál no fue la sorpresa, que aquellos quesos, con ser únicos, grandiosos, como no se habían visto, ni se verían después...quedaron petrificados, fósiles e imágenes de lo que fueron y pudieron haber sido.
Concluye la leyenda sacándole la moraleja al hecho: «Hay que cumplir con el compromiso adquirido, porque de lo contrario, sucederá algo por el estilo a lo que le ocurrió a aquella mujer egoísta».
Con la dificultad que representa el hacer un escrito teniendo cerrado un ojo, sale a decirte ¡hola!, mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.5.2018 Miércoles. P. Alfonso Herrera, O. C.

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