viernes, 29 de junio de 2018

Adelfa del Corralón


ESTAMPA FORÁNEA.
ADELFA DEL CORRALÓN DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ. (*)

Daba gusto verlas.
Rompían la monotonía de la vía de comunicación.
La autovía del este a Valencia, primero, y, luego, tras dejar atrás Honrubia y tras haber puesto distancia, 177 kilómetros, con Madrid, iniciaba su trazado la autovía, desgajada de aquella, que enfilaba para Alicante. Por ella tiré olvidándome de la que, pertinaz, lleva a uno hasta la ciudad del Turia. La nueva vía ponía a mi disposición otros 171 kilómetros hasta que una señal, tras pasar la Estación de La Encina, me recordaba que debía salirme para llegar a mi destino, a Caudete. Así lo hice. Pero vuelvo para atrás. Te decía al principio que daba gusto verlas porque rompían la monotonía de una Mancha que, a buen seguro, hizo fosfatina los sesos de Don Alonso de Quijano, el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de estas tierras. Y es que, desde que salí de Madrid mediana, solo mediana y más mediana. Un aburrimiento. Así que cuando la bifurcación a Alicante me sacó de aquella sosería, comencé a alegrarme porque, primero, se me introdujeron, subliminalmente, una serie de colores que adornaban algunos trozos de carretera. Sólo cuando me acercaba a La Roda, donde haría familia con mi sobrino Ángel tomando un par de cafés y hablando de todo un poco, pero más de los resultados de los estudios de la gente menuda, aquellos montoncitos de color se convirtieron en un reguero, un mazo continuado que no se cortaría hasta Albacete. La mediana de la autovía estaba guapa. Y estaba guapa en un medio donde el fogonero celeste mete fuego en el ambiente pero que, lejos de arredrarle, le daba ánimos y así tenemos que trechos había en que adquirían una altura considerable de modo que impedía ver el tráfico que circulaba en sentido contrario. Sí, LAS ADELFAS formaban un muro vegetal que mostraba sus mejores galas cual si fueran modelos desfilando en pasarelas. El blanco impoluto de las flores de un tipo de ADELFAS compaginaba a las mil maravillas con el rosa de otras y éstas lo hacían con congéneres de color rojo vivo o el fucsia.
- La mediana de la autovía a Levante, entre LA RODA Y ALBACETE, era semejante a una serpiente de color, como gustan decir los periodistas deportivos cuando hablan de los ciclistas que discurren vertiginosamente en fila india. Sí, la monotonía de una vía rápida de comunicación en el tostadero, que es LA MANCHA, se vio alegremente interrumpido por un «muro» verde y florido de ADELFAS que no temen ni al castigador celeste, ni a los gases que sueltan por los tubos de escape los vehículos que, raudos, van y vienen de un lado a otro.
- A ciento veinte por hora parte raudo para llegarse a tí, mi saludo, mis
          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
29.6.2018. Viernes. Solemnidad de San Pedro y San Pablo.
P. Alfonso Herrera, O. C.

(*) Me hubiera gustado mandarte una instantánea de la preciosidad de ADELFAS de la mediana de la autovía que tan agradable me hizo el trayecto pero...

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