jueves, 28 de junio de 2018

El Oeste Madrileño


ESTAMPA FORÁNEA.
EL OESTE MADRILEÑO.

Qué bonito se ve Madrid. Así de guapo le vemos los de mi pueblo cuando venimos a la capital y aparece ante nuestra vista al llegar al Alto Extremadura, antes de  comenzar la bajada hacia el río Manzanares en el que, un tal Gallardón, siendo alcalde de la Villa y Corte, afrontó una obra faraónica que hizo bastante agradable la zona SurEste de la capital al enterrar la autopista que circunda la ciudad y que llaman Calle 30 desde que el Ministerio del ramo le pasó la competencia a la ciudad y al río Manzanares le elevo a rango de «Usía» colocándole en medio de un parque jamás imaginado para beneficio de propios y extraños «EL PARQUE MADRID RÍO». Euro a euro fue sumando hasta emplear en la obra la no desdeñable cifra de más de 7.000 millones. Lo bueno es que se van pagando poco a poco y el bien social cumple con el fin para el que fue concebido, para asueto y beneficio de la sociedad madrileña y para todos aquellos que siguen la oferta turística de la Villa y se bajan hasta el cauce del río.
Ayer mañana tuve que bajar hasta la Ermita del Santo para un asunto y mientras esperaba al autobús n. 25, que habría de subirme hasta la plaza de La Ópera, aparecía así Madrid recortado sobre un cielo sobre el que, no tardando mucho, aparecería el trotón celeste para obligar al personal a buscar cobijo debajo de los pinos del parque que ya van tomando altura, como ya había hecho una pareja de ancianos que se estaban ocupando de una preciosidad de nietecica que se entretenía jugando en la arena con un cubito y una paleta de plástico de color amarillo chillón. Un poco más adelante una pareja joven pasaba el tiempo con dos muchachitos trepando por «una tela de araña» confeccionada con gruesa cuerdas. La madre y los chicos posaban en posturas inverosímiles y el padre inmortalizaba el momento con una máquina de fotografiar japonesa. Me dio la impresión de que eran turistas que habían venido a disfrutar del parque que hiciera Gallardón, «MADRID RÍO».
Hoy he querido que compartas con las gentes de mi pueblo, la vista de esa parte de Madrid que se levanta sobre el farallón que sujeta, a levante, al precioso jardín del Moro  que diseñara Sabatini, lugar único para el desarrollo de las fiestas de «LOS VERANOS DE LA VILLA».
Si, en lugar de ser una foto, fuera una gran cartulina podrías recortar las siluetas de la Catedral DE LA ALMUDENA que por estas fechas está de celebraciones conmemorativas porque el pasado día 15 celebraba sus BODAS DE PLATA. Sí, mi amigo Carlos Osoro, compañero de fatigas en mis tiempos en Cantabria, cardenal de Madrid, presidió los fastos de Las Bodas de Plata de la finalización de las obras y bendición por parte del papa San Juan Pablo II° de su Altar Mayor, abriendo, previos los golpes de rigor, la gran puerta central de bronce del templo que solo se abre en fechas señaladas y ésta es una de ellas. También podrías recortar el maravilloso edificio del PALACIO REAL y más a la izquierda la TORRE DE MADRID, la antigua, la de siempre, (no de las nuevas que ocupan lo que fuera la ciudad deportiva del Real Madrid) que nos señala a la Plaza de España, donde se levanta. Y en primer término, el PUENTE  DE SEGOVIA, a éste no lo hizo Gallardón, es un poco más viejo y es el que posibilitaba la salida de la ciudad para dirigirse a mi pueblo y, luego, a Extremadura y Portugal. Por el contrario, sí que acondicionó las riveras aledañas y puso ahí a esa fuente tipo jeyser múltiple que levanta chorros al aire humedeciendo el ambiente.
No, no podía disfrutar de la visión del Madrid que mira al oeste y no cazar la instantánea para hacértela llegar. Ahí la tienes.

Con tristeza, para qué te voy a decir lo contrario, te sale al paso desde el Oeste de Madrid mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
28.6.2018. Jueves, P. Alfonso Herrera, O.C.

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