martes, 3 de julio de 2018

Echinopsis Oxigona


ESTAMPA CONVENTUAL.
ECHINOPSIS OXIGONA.




Tengo bastantes OXIGONAS por los ámplios espacios que me ofrecen los muros del CONVENTO DE SAN JOSÉ y su claustro. Ya te dije hace un par de años atrás que una señora gallega que vivía en la calle Castelló de Madrid vendió la propiedad y marchó a su tierra pero, antes de entregar la llave del ático, me ofreció todos sus cactus. Fueron 28 y alguna palmera. Ahora están en Caudete, en EL CONVENTO DE SAN JOSÉ. Entre aquellos cactus había varios OXIGONAS.
Ya te di los buenos días este tiempo de atrás con los florecidos en lo alto de una ventana del corralón que mira a levante, donde no llegaban los picos indinos de las gallinas. Hoy te mando las tres flores adelantadas de una ECHINOPSIS que está llamada a coronarse con un montón más que le andan a la zaga.
Salíamos ayer por la mañanita de la capilla después de rezar los laudes y, desde el claustro alto las vi y desde allí mismo le saqué la foto sorprendiéndolas en su animada cháchara con la fuente que preside el claustro y pide cuentas a cada una de las plantas del entorno. Luego, me fui a desayunar porque sabía que hasta las doce horas solares -14,00 horas políticas- no se iban a encerrar en sí mismas olvidándose de un mundo, que apenas disfrutarían, porque se abrieron anoche cuando un día entregaba el testigo al siguiente y su «turismo vital» solo duraría 12 horas. Cuando cumplí con el plan del galeno e ingerí la química correspondiente, bajé al claustro bajo y... ahí las tienes. Todas ellas, las tres, guapísimas, con un blanco... que para qué te voy a cuento si tú lo ves con tus propios ojos.
- Las dan guardia unas hojas de calas masoniegas. Al decirte masoniegas, te estoy diciendo que son cántabras, del lindo valle de Lamasón, donde pasé cuatro años inolvidables como párroco. Pilar me regaló unas patatas. Pilar, era una mujer con temple donde las haya, que se nos fue recientemente porque ya, la pobre, no podía cargar con tanto año trabajado, como Dios sabe, para sacar adelante, a un buen puñado de hijos, ella solita porque quedó viuda todavía joven. Ella, que tanto hizo por tanta gente, (a nosotros nos lavaba la ropa y nos limpiaba la casa rectoral (*) que allí llaman CUARTEL porque en la postguerra sirvió de puesto de mando a un destacamento de la guardia civil que andaba tras los makis que pululaban por aquellos montes a los que conocían como la palma de su mano y, más concretamente, tras los pasos de Juanín y Bedoya, los dos makis más famosos de la zona que cayeron, no en las crestas de los montes, ni acorralados en una de las muchísimas cuevas que hay por las agrestes laderas, sino en la carretera cuando querían pasar a Francia. Se fue Pilar picu Po arriba, según me dijo su hija Mila, sin dar un quehacer.
- ¡Cómo es de dura esta gente del norte, de entre Picos! Descansa en paz, querida y recordada Pilar. Dios te tenga consigo en su «valle de gloria», que, sin duda alguna, será, todavía, más bonito que el tuyo de siempre, el valle de LAMASÓN, donde yo fuera, a lo largo de cuatro años, su párroco.
Vestido de estupendos recuerdos sale a encontrarse contigo mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
3.7.2018. Martes. P. Alfonso Herrera, O. C.

(*) Mila me mandó la fotografía de la casa rectoral, antes cuartel, donde viví 4 años maravillosos. Nosotros la restauramos. Al ciprés le planté yo.
Hoy, por lo que veo, anda un tanto abandonaduca. ¡Una lástima!


Mi habitación, arriba a la izquierda.

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