martes, 27 de noviembre de 2018

La Campana Catalina




ESTAMPA CAUDETANA
LA CAMPANA CATALINA
El año pasado ya te presentaba la imagen de la TITULAR DE LA PARROQUIA Y TE HABLABA DE ELLA. Hoy te voy a hablar de AQUELLA que avisa a todo el pueblo de la llegada de su fiesta. 
Llevamos cuatro días escuchando a Catalina salpicada por el estampido de potentes bombas de artificio entre el cielo y los tejados del pueblo que encienden aquellos que tocan las campanas, el gremio de CAMPANEROS DE SANTA CATALINA. Catalina es la campana mayor de las que han encontrado acomodo en lo alto de la torre de la parroquia de la SANTA, de la que ha recibido su nombre. Es la última en llegar y mucho le falta para llegar a ser centenaria. Es una campana, campana, donde las haya. Cuando tañe lo hace de una manera tan linda que no molesta, sino todo lo contrario. Ese comportamiento no se debe a su propia industria, la campana, por muy bien afinada que la sacaran del molde donde, hecha fuego, tomó cuerpo en la fundición, se debe a la actuación sabia, yo diría que mimosa, entrañable del grupo de campaneros de la parroquia que se identifican con ella de tal manera que podríamos decir que que la una sin los otros y viceversa, no es, no son.
Su tañido ha venido cayendo alegre y saltarín de terraza en terraza, de caballete en caballete de los tejados envolviendo amorosamente en su seno a toda la villa de Caudete.
El tañido tan alegre, que le era sacado por la agilidad y destreza del campanero JOAQUINÍN, nos llamaba la atención, nos apercibía acerca de que nos aproximábamos a la fiesta de aquella joven virgen y mártir de los primeros tiempos del cristianismo y que nos ha sido traída en palmitas por la tradición, SANTA CATALINA, y que se estableció en Caudete para abrir el camino, acompañar y echar una manica en eso de encontrarse con Jesús, de lo que ELLA es muy entendida y, por serlo, perfectamente capacitada para iluminar el camino de aquellos, los caudetanos, que la escogieron para que fuera la TITULAR DE LA PARROQUIA que echó a andar en aquel momento lejanísimo en que, sobre las gentes que en aquel tiempo poblaban la Villa, cayó pausadamente LA PALABRA REVELADA EN LA PERSONA DEL HIJO DE DIOS haciendo germinar el REGALO DE DIOS AL SER HUMANO, LA FE.
No era brusco ni agitado su tañido como lo hace para avisar de algún incendio o para espantar tormentas o para convocar a la misa de los domingos, no era pausado para informar acerca de la muerte de un paisano, tampoco nos convocaba a un concejo popular. Era un toque alegre que adquirió su máximo esplendor ayer porque en el pueblo se celebraba la fiesta de SANTA CATALINA ya que al coincidir su fiesta con el domingo de Cristo Rey, el párroco, en el uso de sus facultades, la trasladó al día siguiente, de acuerdo con la normativa litúrgica vigente.
Ahí te mando unas muestras de sus tañidos, solo 4 segundos, que me mandó JOAQUINICO, el hombre joven que encuentra tiempo para todo, menos para quitarse de las manos, de trabajador empedernido, ayer también campanero, el sucio color con que se las pintó su amiga Catalina, la campana.
De esa guisa se acercó,
el domingo por la tarde,
a la mesa del altar.
De ello doy fe, pues se las vi,
al darle la comunión.
Gracias JOAQUINICO
y enhorabuena,
porque en la cabina de tu tractor
no vas solo.
Ella, CATALINA, no la campana, la SANTA, contigo va al tajo,
te acompaña.
FELICIDADES,
sí,
ENHORABUENA.

Sin aturdimiento y, sí, muy contento, va hasta ti mi saludo, mis

         ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
27.11.2018. Martes. P. Alfonso Herrera, O. C.

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