viernes, 20 de septiembre de 2019

Reinó la Tristeza en el Claustro alto del Convento


ESTAMPA CAUDETANA.
REINÓ LA TRISTEZA EN EL CLAUSTRO ALTO DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ.
  Ahí le ves, de cuerpo presente, pero yacente. No tenía vocación de fraile y la congoja pudo con él. Le fue peor que a un compañero que tuve en mis tiempos jóvenes. Aquel me dijo una vez que nos encontramos muchos años después de que "colgara los hábitos":
"Si no me hubiera ido me habría vuelto loco".
El periquito, no. El periquito, palmó.
Como cada mañana cuando el sol abre el día los periquitos una pareja, él, azul claro, ella, verde esperanza tirando a limón manifestaban su alegría entonando las canciones más lindas del repertorio de la familia de los periquitos.
No se esperaba el desenlace. ¡Qué va!, ¡Ni mucho menos! Era todo alegría y gozo y lo manifestaba estruendosamente cuando, cada mañana, cuando el sol mandaba por delante de él a sus huestes luminosas desde Levante  y salían  los frailes de sus celdas para acudir a la capilla para el primer rezo del día, los laudes, él saltaba de palo en palo gritando en su idioma para que le abriéramos la ventana porque quería tomar parte en la fiesta y el jolgorio de los volátiles que encuentran rama donde dormir en los cipreses del claustro. Y, a la amanecida, la arman tanto o mejor que cualquiera de las  bandas existentes en el pueblo cuando tocan la despertá en los pasacalles.
Así amaneció ayer mañana el periquito, todo contento, como cada día. Pero, a lo largo de la mañana y antes del mediodía, el periquito se cayó de los palos y, qué cosas, el animal se quedó patas arriba. Y cuando un pájaro se queda patas arriba ya sabéis lo que acontece, el animal FENECE eso es lo que le pasó ayer mañana a nuestro periquito. Pero no te lo pierdas. Tenías que haber visto a su parejita, de un color verde tirando a limón fuerte, desde lo alto de los palos se dirigía a su compañero como requiriéndole a que se levantara, que dejara de jugar a muerto. Pero hasta cuando la realidad se impuso, el pobrecito animal, se bajó donde el difunto, y se puso a picotearle entre las plumas o en el pico inerme, como hacían cuando se prodigaban sus arrumacos, incluso le picaba en una de sus patitas, ya tiesa. Pero nada, el muy cabezón no respondía, ni lo hará jamás. ¡Pobrecica!
A su vera, en otra jaula, le hace compañía una ninfa pero, aunque lo intenta, no la saca del hundimiento, del desconsuelo. No llena el vacío que le ha dejado su amigo, como cantaba aquel cantante argentino, Alberto Cortez (Rip):
"cuando un amigo se va el vacío que deja no le llena la llegada de otro amigo"
Sí, la tristeza reinaba ayer en el claustro alto del vetusto Convento de San José (El Carmen). Se había ido un amigo.

Recibe mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
20.9.2019. Viernes. P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

Pd. La periquito no consintió que le filmara su duelo. Pareciera como si me gritara ¡Respeta al difunto!. Cuando intentaba grabarla en su duelo gritaba y se subía a un palo. Así que respeté su dolor, su duelo. Solo le saqué una foto  con su amigo muertecico.

2 comentarios:

  1. Muy buenos días P. Alfonso,es una lástima cuándo algún animalico se muere, pero es ley de vida, es normal que su pareja este triste y los cuidadores también lo sientan.Que tenga buen día.

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  2. Que pena el periquito se ha ido,pero queda el compañero para alegrar las mañanas del convento feliz viernes,

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