ESTAMPA CAUDETANA.
AYER NO SALIÓ EL SOL
AYER NO SALIÓ EL SOL
Amanece en El Campello. Las nubes se han dado un respiro. Durante la noche han
estado llamando la atención golpeando las persianas y luego han servido de nana
para volver a conciliar el sueño. Pero con la amanecida se han dado un respiro,
pero no creas que han levantado las tiendas, ni mucho menos. Han sido capaces
de encerrar al sol en el cuarto oscuro desde el que, solamente, han podido
escapar sus rayos ultravioletas que han burlado a los piquetes de nubes
enfadadas que andaban ojo avizor para que no se escapara del encierro. Y lo
consiguieron.
Terminada la Eucaristía, presidida por el salesiano P. Manuel, el villenero, que yo apliqué por Wladimiro, y que se fue en el tiempo hasta más allá de las doce treinta, porque siempre la hace cantada y predicada aunque solo estuviéramos hoy tres madrileños, una venezolana y yo, además de él.
Fuera llovía.
Al finalizar la Eucaristía no lo hacía, las nubes se habían dado un respiro y eso me animó a dar el tradicional paseo de unos cinco kilómetros. No debí hacerlo porque, no mucho después, las nubes cortaron la cinta y dieron rienda suelta a las gotas almacenadas en sus panzas.
Tengo que confesar que no se disfrazaron de "gota fría", sino que caían suavemente, sin meter miedo. Pienso que las nubes estaban poniendo agua para que no bajara el nivel que había conseguido el chubasco nocturno llenando hasta arriba los charcos que ocupaban los hundimientos o baches o calles enteras.
Se andaba bien, mejor que cuando el sol ejerce de director de orquesta en su tarima celeste. No hacía ni pizca de calor y tampoco hacía pizca de frío. Ya te digo, el paseo bajo la condescendiente lluvia era agradable, muy agradable, a pesar de lo que pudieran pensar los agentes de la autoridad municipal que iban echando un vistazo y que coincidieron conmigo en la confluencia del Carrer Quito Malena con el Reial Camín de la Vila Joiosa que muy posiblemente sería:
"ese fulano está un poco "gavia", mira que, con el día que hace va
con su paraguas caminando por este camino que separa la zona residencial de
influencia playera de la urbanización La Font".
En mi paseo dejé atrás las Urbanizaciones TARJA UNA- donde un buen feligrés de mis tiempos de párroco en "Flor del Carmelo" de Madrid, tiene casa, Y DOS. Pero, amigo, cuando llegué al Carrer de Santander me le encontré totalmente inundado, que no envidiaba nada al trasvase Tajo-Segura en pleno funcionamiento. Tuve que dar marcha atrás y buscar el carrer de Bilbao por otro lado. Por éste, el agua bajaba saltando, todo contento, como niños al salir de la cercana escuela Fabrequer. Su colega nocturno había arrastrado hacia abajo del todo los ramajes de las podas del vecindario. Bajaba buscando encontrarse con sus hermanas saladas que la esperaban con los brazos abiertos al otro lado de las vías del "tran" que lleva a las gentes, bordeando la mar, hasta Benidorm y más allá o los trae hasta Alicante.
El carrer de Bilbao me bajó hasta el paseo de la mar, cuatro cientos metros más acá de la antigua estación del "tran" convertida hoy en una cantina donde se ofrece refrigerio a bañistas o viandantes, como hubiera sido mi caso de haber bajado por el camino que viene desde Villa Marco:
Terminada la Eucaristía, presidida por el salesiano P. Manuel, el villenero, que yo apliqué por Wladimiro, y que se fue en el tiempo hasta más allá de las doce treinta, porque siempre la hace cantada y predicada aunque solo estuviéramos hoy tres madrileños, una venezolana y yo, además de él.
Fuera llovía.
Al finalizar la Eucaristía no lo hacía, las nubes se habían dado un respiro y eso me animó a dar el tradicional paseo de unos cinco kilómetros. No debí hacerlo porque, no mucho después, las nubes cortaron la cinta y dieron rienda suelta a las gotas almacenadas en sus panzas.
Tengo que confesar que no se disfrazaron de "gota fría", sino que caían suavemente, sin meter miedo. Pienso que las nubes estaban poniendo agua para que no bajara el nivel que había conseguido el chubasco nocturno llenando hasta arriba los charcos que ocupaban los hundimientos o baches o calles enteras.
Se andaba bien, mejor que cuando el sol ejerce de director de orquesta en su tarima celeste. No hacía ni pizca de calor y tampoco hacía pizca de frío. Ya te digo, el paseo bajo la condescendiente lluvia era agradable, muy agradable, a pesar de lo que pudieran pensar los agentes de la autoridad municipal que iban echando un vistazo y que coincidieron conmigo en la confluencia del Carrer Quito Malena con el Reial Camín de la Vila Joiosa que muy posiblemente sería:
"ese fulano está un poco "gavia"
En mi paseo dejé atrás las Urbanizaciones TARJA UNA- donde un buen feligrés de mis tiempos de párroco en "Flor del Carmelo" de Madrid, tiene casa, Y DOS. Pero, amigo, cuando llegué al Carrer de Santander me le encontré totalmente inundado, que no envidiaba nada al trasvase Tajo-Segura en pleno funcionamiento. Tuve que dar marcha atrás y buscar el carrer de Bilbao por otro lado. Por éste, el agua bajaba saltando, todo contento, como niños al salir de la cercana escuela Fabrequer. Su colega nocturno había arrastrado hacia abajo del todo los ramajes de las podas del vecindario. Bajaba buscando encontrarse con sus hermanas saladas que la esperaban con los brazos abiertos al otro lado de las vías del "tran" que lleva a las gentes, bordeando la mar, hasta Benidorm y más allá o los trae hasta Alicante.
El carrer de Bilbao me bajó hasta el paseo de la mar, cuatro cientos metros más acá de la antigua estación del "tran" convertida hoy en una cantina donde se ofrece refrigerio a bañistas o viandantes, como hubiera sido mi caso de haber bajado por el camino que viene desde Villa Marco:
Esta foto es de otro día que hacía bueno.
El paseo de la mar estaba como le ves, solitario. La gente
hoy no estaba para paseos, salvo un matrimonio de apariencia nórdica, ancianos
ellos y espigados como cipreses que, enfundados en plásticos, solo dejaban ver
sus caras pelirrojas, con los que me encontré camino adelante.
El paseo estaba limpio de agua porque de cinco en cinco metros cuenta con unos
aliviaderos de gran sección:que dejan salir el agua a la playa, salvo cuando te encuentras con algunos trechos en los que los constructores no subieron a la altura pertinente, como debieran, el suelo del paseo. Entonces, una de dos, o te subías a la pared o andabas de tacón porque, como no había auxilio de playa, no se disponía de canoas. Algo así ocurría en alguna que otra rambla por la que se abría paso el agua de las urbanizaciones de enfrente que vertían directamente a la acera y desde ésta a la carretera.
Vamos que, aunque ayer al medio día, no era para tanto la lluvia que caía y,
por supuesto, cualquier parecido con la gota fría que propalan los chicos del
tiempo en la tv, era mera utopía, no obstante, molesta sí que lo era, ¡vaya si
lo era!, que me lo digan a mí que llegué a casa con los pies encharcados por
las lagunas que salpicaban el paseo de la mar, de trecho en trecho, y que se lo
digan a aquella señora que estaba a la espera de que alguien la recogiera
y que, como me veía huir de los coches que pasaban a toda velocidad por la
calzada levantando abanicos de agua negra, de la que no había tenido tiempo de
irse con su colega salada, la de la mar, y que, a ella, la pobre, la
habían puesto de "chúpame dómine" exclamaba cuando llegué a su
altura:
"¡HAY GENTE MUY MALA, NOS ESTÁN VIENDO Y ACELERAN MÁS PARA QUE NOS LLEGUE EL AGUA SUCIA Y NOS DUCHE!
Tiene Ud. razón, le dije, hay una especie de bichos, sin comillas, por ahí que dejan mucho que desear y, lo peor, es que no tienen arreglo.
Allí se quedó la señora esperando para ir a casa y poder quitarse la ropa empapada por las gracietas de un par de energúmenos.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.10.2019. Miércoles. P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
"¡HAY GENTE MUY MALA, NOS ESTÁN VIENDO Y ACELERAN MÁS PARA QUE NOS LLEGUE EL AGUA SUCIA Y NOS DUCHE!
Tiene Ud. razón, le dije, hay una especie de bichos, sin comillas, por ahí que dejan mucho que desear y, lo peor, es que no tienen arreglo.
Allí se quedó la señora esperando para ir a casa y poder quitarse la ropa empapada por las gracietas de un par de energúmenos.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.10.2019. Miércoles. P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Un relato tan vivo,detallado y refrescante que parece que haya estado paseando detrás de tus pasos .
ResponderEliminarGracias por el ameno y simpático paseo,Padre.
Las fotos ayudan.Lo hacen más real .
ResponderEliminarBuenos días,,con estas explicaciones tan bien relatadas parece que estemos paseando con usted en esos recorridos por la playa,que tenga feliz descanso, unas fotos muy bonitas,,
ResponderEliminarMuy buenos días P Alfonso, buen paseo el día de ayer bajo la lluvia, pero hay que ir más preparado para ello. Unas instantáneas de esas fotos, muy bien conseguidas son muy bonitas. Que tenga un buen día de descanso.
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