ESTAMPA CAUDETANA.
LA OFRENDA
LA OFRENDA
Ayer por la tarde nos dimos cita, como venimos haciéndolo cada día de mayo
desde que permitieron abrir día 18) las iglesias y realizar actos de culto al
30% de su capacidad, guardando las debidas distancias, en el Santuario de la
VIRGEN DE GRACIA un grupo de devotos para hacer el ejercicio de las
flores en honor de la Virgen María.
Concluída la cita con la PATRONA de la Real Villa de Caudete, MADRE de cada caudetano, Francisco, el conductor de la liturgia, se volvió hacia la concurrencia para anunciarnos que hoy, por ayer, comenzaba la novena de Pentecostés por lo que nos invitaba a hacerla.
Algunos salieron, pero la mayoría permanecimos allí y seguimos los pasos que el conductor nos iba marcando.
Así que hicimos doblete, cosa que no estuvo mal porque tuvimos oportunidad doble para pedirle a Dios para que nos libre de la pandemia traída, de por ahí fuera, por una nimiedad de cosa que pasa desapercibida a simple vista a la que llaman Covid 19
Ya se habían marchado todos los devotos a padecer un sol que estaba dando leña a esa hora de la tarde. Francisco ya apagó la luz de las tres lámparas que ponían claridad bajo la bóveda de la cúpula y zonas aledañas, dejando el interior de la iglesia en una penumbra llena de paz, muy propicia para la reflexión y para encontrarse uno con el Señor sacramentado y con ELLA, con la MADRE.
En medio de ese silencio espeso, se dejó oír el ruido que hacía una puerta al abrirse. Enseguida pasó a mi lado una mujer joven, que habría dejado atrás la adolescencia no haría mucho tiempo, con un bebe en brazos. Le guardaba las espaldas un hombretón joven, como ella.
No se la razón que hizo aflorar en mí un sentimiento de alegría.
Primero, ella y luego él me dejaron su saludo:
"Buenas tardes":
Yo les respondí:
"Buenas tardes, pareja de tres"
El bebé, con toda seguridad, habría succionado su buena ración de rica leche materna porque no se manifestaba como suelen hacerlo los peques, a lloro pelado.
La pareja, con el bebé en los brazos de la madre, se acercaron hasta la balaustrada del presbiterio, justo frente a la VIRGEN DE GRACIA. Estaban haciendo OFRENDA del fruto de su entrega, de su amor, a la MADRE, LA VIRGEN DE GRACIA. Luego, el mocetón del padre de la criatura se esmeró de modo especial para fijar el momento y poder, cuando pase el tiempo, recordar el hecho acaecido en los primeros días de su hijo, en la tarde que más que de primavera, parecía de pleno verano, de aquel 22 de mayo de 2020 en que se llegaron hasta la casa de la MADRE. Mientras el joven padre disparaba su cámara, yo hacía, otro tanto, con los tres desde el ultimo banco. Cuando se marchaban les grité:
"Yo también os he hecho una foto" (la que se encuentra al principio de este escrito) ella me dijo: "Gracias" y los tres salieron por la puerta lateral del santuario.
El silencio y la quietud, volvieron a ocupar todo el ámbito de la iglesia y me envolvieron por completo.
Después de un rato, la campanica de la parroquia de San Francisco dejaba oír tenuemente su sonido reclamando mi presencia para iniciar la celebración de la Eucaristía vespertina de las 18,30 horas.
Cuando salía de la basílica me pareció pisar un líquido deslizante que llenaba el pasillo central del templo pensé:
"Hoy va a tener trabajo la ermitaña porque tendrá que limpiar todas estas babas"
La pareja de papás jovencitos estaban tan llenos de gozo y alegría por el regalo, por el alumbramiento de su primer hijico, que, por la presión ejercida sobre sus glándulas salivares, habían regado todo el pasillo central.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.5.2020. Sábado. Día 70 de confinamiento.
Concluída la cita con la PATRONA de la Real Villa de Caudete, MADRE de cada caudetano, Francisco, el conductor de la liturgia, se volvió hacia la concurrencia para anunciarnos que hoy, por ayer, comenzaba la novena de Pentecostés por lo que nos invitaba a hacerla.
Algunos salieron, pero la mayoría permanecimos allí y seguimos los pasos que el conductor nos iba marcando.
Así que hicimos doblete, cosa que no estuvo mal porque tuvimos oportunidad doble para pedirle a Dios para que nos libre de la pandemia traída, de por ahí fuera, por una nimiedad de cosa que pasa desapercibida a simple vista a la que llaman Covid 19
Ya se habían marchado todos los devotos a padecer un sol que estaba dando leña a esa hora de la tarde. Francisco ya apagó la luz de las tres lámparas que ponían claridad bajo la bóveda de la cúpula y zonas aledañas, dejando el interior de la iglesia en una penumbra llena de paz, muy propicia para la reflexión y para encontrarse uno con el Señor sacramentado y con ELLA, con la MADRE.
En medio de ese silencio espeso, se dejó oír el ruido que hacía una puerta al abrirse. Enseguida pasó a mi lado una mujer joven, que habría dejado atrás la adolescencia no haría mucho tiempo, con un bebe en brazos. Le guardaba las espaldas un hombretón joven, como ella.
No se la razón que hizo aflorar en mí un sentimiento de alegría.
Primero, ella y luego él me dejaron su saludo:
"Buenas tardes":
Yo les respondí:
"Buenas tardes, pareja de tres"
El bebé, con toda seguridad, habría succionado su buena ración de rica leche materna porque no se manifestaba como suelen hacerlo los peques, a lloro pelado.
La pareja, con el bebé en los brazos de la madre, se acercaron hasta la balaustrada del presbiterio, justo frente a la VIRGEN DE GRACIA. Estaban haciendo OFRENDA del fruto de su entrega, de su amor, a la MADRE, LA VIRGEN DE GRACIA. Luego, el mocetón del padre de la criatura se esmeró de modo especial para fijar el momento y poder, cuando pase el tiempo, recordar el hecho acaecido en los primeros días de su hijo, en la tarde que más que de primavera, parecía de pleno verano, de aquel 22 de mayo de 2020 en que se llegaron hasta la casa de la MADRE. Mientras el joven padre disparaba su cámara, yo hacía, otro tanto, con los tres desde el ultimo banco. Cuando se marchaban les grité:
"Yo también os he hecho una foto" (la que se encuentra al principio de este escrito) ella me dijo: "Gracias" y los tres salieron por la puerta lateral del santuario.
El silencio y la quietud, volvieron a ocupar todo el ámbito de la iglesia y me envolvieron por completo.
Después de un rato, la campanica de la parroquia de San Francisco dejaba oír tenuemente su sonido reclamando mi presencia para iniciar la celebración de la Eucaristía vespertina de las 18,30 horas.
Cuando salía de la basílica me pareció pisar un líquido deslizante que llenaba el pasillo central del templo pensé:
"Hoy va a tener trabajo la ermitaña porque tendrá que limpiar todas estas babas"
La pareja de papás jovencitos estaban tan llenos de gozo y alegría por el regalo, por el alumbramiento de su primer hijico, que, por la presión ejercida sobre sus glándulas salivares, habían regado todo el pasillo central.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.5.2020. Sábado. Día 70 de confinamiento.
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Buenos días P. Alfonso . Que precioso detalle el de esa pareja que lleva a su niño a presentárselo a la Virgen de Gracia . Madre de todos los Caudetanos . Y usted hay se encontraba con su móvil para hacerles la foto .
ResponderEliminarSigue la novena en el Santuario con bastante calor que nos hace estos días . Esperemos que con las temperaturas altas el Covid 19 tienda a desaparecer .
Que todos pasemos un buen sábado .
Muy buenos días , P.Alfonso , ese detalle que nos presenta lo tenemos muy a bien hacerlo todo caudetanos llevar a nuestros hijos a la Virgen de Gracia , el primer día que salimos con él a la calle o el día del bautismo .Que tenga un feliz sábado.
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