El Impala

ESTAMPA CAUDETANA.
EL IMPALA.

.Ayer, muy de mañanita, cuando los tejaínos que, a cientos, habían pasado la noche bajo la protección de los cuatro cipreses, que crecen, muy tupidos,  buscando la salida hacia el cielo, por encima de los tejados del convento de San José (El Carmen), se respiraba, daba gusto disfrutar la temperatura del momento. Y digo se respiraba porque los tejaínos le echan a uno de la cama y como "no hay mal que para bien no venga..." Si la atardecida trae con ellos un guirigay de aquí te espero, tras un día en el que han ido llenando su buche, no te quiero contar la que arman cuando el sol anuncia, con la avanzadilla de su luminosidad por encima de los tejados, su inminente llegada. Se excitan, se ponen nerviosicos porque su buche le tienen como globo sin aire, arrugadito, y se ponen a tono piando con todas sus fuerzas y moviéndose de ramita en ramita y de ello dan manifestación con el jaleo que se traen desde  poco después de las seis de la mañana, todos esos  cientos de tejaínos.
Pero ese estado de felicidad de la amanecida fue una ilusión porque, enseguida, apareció el sol con todos sus batallones en orden de batalla y el fragor de la misma que entablaron con la Real Villa de Caudete elevaron la temperatura, de tal manera, que dieron la razón a los chicos monos que nos hablan del tiempo en la Tv. que nos habían dicho el día anterior, que anduviésemos con cuidado porque, en el termómetro, los grados iban a escalar las alturas y, en días siguientes, lo harían más.
No sé cómo les habría ido a los tejaínos  por el ámbito caudetano donde ni las chicharras machos se hacían notar hasta que el sol se dejó caer más allá de mi tierra chica. Pero lo que sí te puedo decir es que el IMPALA que tienen Rafael y Elisa en el jardín de su chalet que hace esquina entre Echegaray y el Paseo de la Virgen de Gracia, animal de las sabanas africanas donde, de calor, saben un rato largo, se ha buscado la manera de buscarle las vueltas al sol y, mira en la foto que abre mi escrito de hoy, ahí le ves ocultándose entre unos rosales que no solo le ocultan del sol con galones sino que le refrescan lo suyo.
Y es que la naturaleza es sabia y, además, maestra. Pues atiende, atiende, al mensaje que nos lanza el IMPALA desde el jardín del chalet de Rafael y Elisa que da al Paseo de la Virgen de Gracia.
Cuando llegué al monasterio de las Madres Carmelitas de Clausura para celebrar la Eucaristía, a las 8,00 horas de la mañana, la monja sacristana había preparado los ornamentos de color rojo vivo que es el color litúrgico propio de los mártires. Y es que, ayer, día 5 de agosto, en Caudete, se celebraba el 84 aniversario de la muerte violenta de todos los frailes de la Comunidad de PP. AGUSTINOS, once religiosos, que murieron por ser hombres de fe y, además, religiosos.
Pudo más una ley inicua que cumplieron a rajatabla ciertos ejecutores venidos de fuera, que toda una vida de compasión y atención a las gentes muy necesitada de la Villa en un tiempo a caballo de dos siglos y en los primeros treinta años del siglo XX. (Testigos de aquellos hechos, Bienvenido, por ejemplo, nos han dejado noticia de que en su convento se daba de comer, primero, a los necesitados y, después, si sobraba, comían ellos y eso que casi todos los frailes estaban enfermos, pues el convento era una enfermería).
Así que celebramos litúrgicamente, con toda solemnidad, el martirio de los ONCE BEATOS MÁRTIRES DEL CONVENTO DE LOS PP. AGUSTINOS EXISTENTE, ENTONCES, EN LA REAL VILLA DE CAUDETE.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
6.8.2020. Jueves. (C. 980)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.