ESTAMPA CAUDETANA.
LOS GRAFFITIS
Ya sabemos que el Barrio comenzó a escribir su historia al otro lado de la
carretera de Valencia cuando el Prócer, Don Francisco Albalat Navajas, tiró
cuerdas señalando calles y emplazamientos de los distintos elementos que
habrían de constituír, más tarde, todo un nuevo barrio de la Real Villa de
Caudete en crecimiento, el Barrio de San Francisco. Eran los albores del siglo
XX. Cuando falleció (+1916) no todo se había logrado pero la fuerza imprimida
seguirá impulsando su construcción hasta como lo conocemos hoy día.
Me han dicho o lo he leído por ahí, no sé decirte, que las primeras calles
recibieron el nombre de los santos con el que habían sido bautizados los
familiares del Prócer. Claro que no fueron tantas y, como el Barrio iba
creciendo, hubo que echar mano de otros nombres. Uno de los elegidos fue el de
un gran político e historiador que llenó gran parte del siglo XIX, El Sr.
Cánovas del Castillo del que dentro de siete años celebraremos los doscientos
años de su nacimiento (Málaga 8.2.1828). Vivió el resto del siglo hasta las
postrimerías del siglo en que un anarquista italiano le tiroteó mientras pasaba
unos días de asueto en un balneario de Mondragón, en Guipuzcoa (8.8.1897).
Había sido un importante miembro de la Unión Liberal, gran valedor del rey
Alfonso XII. Dirigió el partido Conservador que él mismo había fundado y,
en la segunda mitad del siglo, presidió el Consejo de ministros durante
seis legislaturas.
A este prohombre de la política y de las letras le pidieron prestado el nombre
para dársele a una de las calles del Barrio. Se apuntaba alto a la hora de
nominar sus calles.
Una tarde dispuse de tiempo y, en lugar de volver en línea recta para casa,
tras la celebración de la Eucaristía en la parroquia del Barrio, de San
Francisco, decidí callejear y así di con ella, con la calle dedicada a Don
Antonio Cánovas del Castillo. En un descampado armaban, a aquella hora, una
bulla sana un montón de niños. Gritaban mientras corrían detrás de lo que me
pareció que era una pelota. Sin duda estaban jugando al futbol. La escuela
había cerrado sus puertas hacía algún tiempo y, ellos, se lo estaban pasando en
grande antes de recogerse en casa.
Subliminarmente ya habían tomado posesión de mi interior unas pinturas
magistrales en algunas de las paredes y fachadas de la calle con nombre de
político asesinado y cuando dejé de fijarme en el partidillo que habían formado
los ñacos del Barrio, adquirieron todo el protagonismo de mi atención aquellas
pinturas de las que hoy te muestro dos.
No fue en balde el paseico que me dí aquella tarde pues disfruté de dos
delicias que me salieron al paso: una fue el alegre entretenimiento de unos
niños divirtiéndose a tope dando patadas a algo que tenía cierto parecido con
un balón de futbol y, la otra, las obras de arte fijadas a las paredes,
pinturas que ponían su aquel en ellas, por otra parte, muy necesitadas de un
lavado de cara. Sí, me gustaron mucho aquellos paños que, en su conjunto,
formaban un dignísimo museo al aire libre.
Rememoré aquella actividad recogida en el programa de fiestas de hace un par de
años, antes de que el Covid 19 hiciera acto de presencia por estos lares y lo
mandara todo al cuarto oscuro. En aquella ocasión se había programado
poner a disposición de artistas grafiteros muchos paños de paredes y fachadas
de la Real Villa. Estas que ves son un par de muestras de tantas y tantas como
llenaron de color tantos lugares de la Villa.
Ellas me sirven hoy para hacerte llegar mi saludos, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
20'1.2021. Miércoles. (C.1.148)
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Muy buenos días, P. Alfonso, preciosos los grafitis que hoy nos muestra , aunque son muchos los que éstos grandes artistas han embellecido el pueblo. Además nos ha recordado la historia de Cánovas del Castillo. Que tenga un magnífico día.
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