ESTAMPA CAUDETANA.
EL ADIÓS
(Las últimas hojas del corralón del convento de San José El Carmen)
Ya había yo recogido gran parte de la hojas que fueron cayendo al suelo desde
las copas de los árboles que ponen su toque verde selva en el corralón del
convento de San José (El Carmen) y las había mezclado con tierra y palomina
para conseguir un estupendos compós para la tierra y proporcionar
nutrientes a la foresta del corralón. Había tapado el montón con una lona, no
tanto para favorecer la putrefacción, pues es sabido que el oxígeno lo hace de
maravilla, sino para evitar que las gallinas con sus poderosas patas echaran
abajo todo mi trabajo. Pues, ni con esas. Las muy dañinas se las agenciaron
para apartar la lona y..., se zamparon la palomina y, para hacer semejante
fechoría, esparcieron hojas y tierra y, heme aquí, volviendo a rehacer el
montón de tierra y una parte de las hojas. La palomina pasó a convertirse en
proteína gallinácea.
Otro gran montón de hojas dejaron su ente real para convertirse en otra cosa,
en ceniza.
Sobre esa ceniza deposité ayer el resto de las hojas, las que ves en la
fotografía que ilustra mi escrito de hoy, quedando a la espera de que mi
compañero, al que yo nomino amigablemente, "Padre Cerilla" porque,
además de dotar, con el tufillo de sus cigarrillos, los adentros del convento,
disfruta, de modo especial, metiéndole la cerilla a las hojas, ya secas,
rociadas con el alcohol de la botella que ves, aledaña al montón de hojas
llamadas a convertirse en una pira, y sigue disfrutando, el "Padre
Cerilla, al ver cómo se eleva una columnita de humo hacia lo alto que, luego,
viaja por el aire en busca de ventanas abiertas en el vecindario para colarse
en las casas, cosa que no agrada mucho, que digamos, a algunos de ellos.
Sí, esas hojas que, a simple vista, parecen feas, pura basura. Ni son feas, ni
son basura. ¡Ni mucho menos! Son energía, vida, en potencia.
Sabes, ya te lo he dicho con anterioridad, que las hojas son verdaderos
almacenes de minerales, esos minerales que las raíces de los árboles
succionaron de las entrañas de la tierra y que, por medio de la
fotosíntesis, fueron convirtiéndose en el alimento del árbol. Y esa riqueza
queda liberada del encarcelamiento en las hojas secas, porque, cuando, éstas,
dejan de ser entes con realidad sensible, al arder y convertirse en humo, dejan
toda su riqueza hecha ceniza y, ésta, toda ella, es oro puro porque es pura
energía, llamada a enriquecer la tierra y a dar vida a la foresta que en ella
crece.
Ayer quedó limpio, limpísimo, el corralón del convento. Solo un montoncico de
hojas secas, queda, queda, como testigo mudo de otros tiempos, tiempos
hermosos, vestidos con colores vistosos y de aquellos otros en que el frío y la
exigencia biológica los alfombró con un color oscuro, tristón, esperando que el
"P. Cerilla" haciendo de las suyas, le reduzca a no ser, siendo
ceniza.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
26.2.2021. Viernes. (C. 1.185)
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Muy buenos días, P. Alfonso ,ya nos ha puesto al corriente de como se encuentra el corralón limpio y con todo su abono preparado para en su momento hacer su provecho. Que termine bien el día.
ResponderEliminarBuenos días Pp Alfonso,
ResponderEliminarQue abilida para hacer de un montón de hojas secas
Un abono para fertilizante
Muy instructivo
Esque conforme lo cuenta resulta muy ameno
Incluido el padre cerilla
Que gracioso resulta
Me encanta ..
Balla nuestro saludo y que tenga un buen día