ESTAMPA CAUDETANA.
LOS NARCISOS DEL CORRALÓN.
Cuando la gruesa capa de hojas de nogales, gratecos, lilos, oliva, cipreses,
melocotonero, cerezo higueras, membrillero, parras, kaki, albaricoqueros,
níspero falsa pimienta o sauce llorón, adelfas, bambú, tabaqueras, galán de
noche, madreselva, rosales, malvas reales, lirios de África, Margaritas
gigantes y algunas de algarrobos, también aquellas que el aire trajo en
volandas y que se dejaron caer, desde todo lo alto, balanceándose, sobre el
corralón del convento de San José (El Carmen), fueron retiradas de la
superficie del corralón, aparecieron ellas que ya estaban haciendo esfuerzos
ímprobos por asomar de aquel mar de hojarasca, sus preciosos "periscopios"
amarillos, sus corolas, hermosas y únicas, en algunos de los casos, o
liliputienses, en otros. Ahora, sin la amarga tiranía que imponía el
totalitarismo seco de las hojas secas, son y constituyen la nota más linda del
collage corraliego.
Además, como los Tercios del Gran Capitán en Flandes, ellos, con sus flores,
plantan su lanza allí donde seis gallinas no dejan medrar planta alguna y donde
no tienen futuro alguno ningún bicho viviente fuera de un gato que, alguien
echó al corralón por encima de la valla hecho un ovillico maullador, muerto de
hambre, y que, al día de hoy, se han hermanado y da gusto ver, me dice el P.
Ángel, ver cómo comparten pitanza picos de gallinas y fauces gatunas o ver como
toman el sol en comandita. Pues, bien, el batalloncico gallináceo
respeta, con gran delicadeza a los Narcisos y a un Jacintico que está a punto
de abrir las florecillas lilas de sus piñitas.
No me explico las razones por las cuales, las gallinas depredadoras,
tienen firmado un acuerdo de respeto total a las plantas, con nombres de varón,
Narcisos y Jacinto.
Yo pienso, y así te lo he dicho alguna vez, que el respeto que les profesan
está en el color de las flores o en el olor que desprenden las plantas o
posible toxicidad de las mismas. Por elucubrar un poco, he dado en pensar
que, cuando Dios puso a vivir a los seres que pululan por el planeta, les dejó
muy claro, a aquellos seres vivos primigenios, que se reservaba para Sí, todo
aquel ser vivo, ya fuere animal o vegetal, que desplegara sobre sí mismo el
color amarillo y les advertiría muy seriamente que, quien se atreviera a
meterse con ellos podría perder la vida. Y, claro, aquella orden divina ha
venido transmitiéndose ininterrumpidamente por vía genética. En aquella ocasión
te ponía ejemplos muy significativos, las serpientes marinas que adornan su
largo cuerpo alternando anillos de color amarilla y negro, de la selva
brasileña te citaba a una ranita, decorada de la misma manera que la serpiente
y, de la foresta no me acuerdo qué ejemplo te puse, posiblemente, el Narciso.
El caso es que la media docena de gallinas pasan a su lado y, ni mirarlas, o,
incluso, se reúnen los volátiles y el mamífero en su cercanía y ni caso.
Al verlas de esa guisa, sin pensarlo un momento, les hice un alcorquico para
proceder a su riego y, tras hacerlo, las regué y pronto vi su agradecimiento,
pues me daba la impresión de que los pedúnculos que sostenían las corolas de
las flores, fueran las grandes o las liliputienses se empinaban vivamente para
"presumir" con ellas. Y ¡Vaya! si lo hacen.
Ellos, los narcisos del corralón del convento de San José, te llevan hoy mi
saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
27.2.2021 sábado. (C. 1.186)
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Muy buenos días, P. Alfonso, bonito el relato de sus buenos días de hoy y bonita las fotos que hoy lo acompañan , las gallinas y los narcisos con ese color tan vivo. Que tenga un buen día y fin de semana.
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