domingo, 28 de febrero de 2021

Quinto Dolor y Gozo de San José

ESTAMPA CAUDETANA.
QUINTO DOLOR Y GOZO DE SAN JOSÉ.

(Azulejo que nos habla del quinto DOLOR Y GOZO de San José. Obra de Palmira Láguens para el santuario de Torre Ciudad. Fotografía cedida por Don Ramón Gisbert Conejero)

Hoy es el quinto domingo de los dedicados a San José y, con él, nos llega el quinto de los dolores que embargaron a San José y el quinto de los gozos que experimentó en buenazo de él.
Yo tuve un tío que se llamaba como el Patriarca, fue mi tío José María. Aquel hombre, también buenísimo, como su Patrón, llegó a ser comisario jefe en la comisaría del aeropuerto de Barajas. Una vez me relató una de las muchísimas historias que llenaban su vida dedicada al servicio de la sociedad. Ocurrió esta historia una noche en la que estaba él de servicio y, bajo su mando, todo el aeropuerto. Los policías a su mando le llevaron a un joven esposado. Le habían detenido en las pistas del aeropuerto. Aquel joven había sido detenido y deportado esposado desde (...) hacia su tierra (...) El avión en el que viajaba, acompañado por unos policías no sé si del país que lo deportaba o de su propio país, hizo escala en Barajas y al volver a subir los viajeros al avión, este joven aprovechando un descuido de los policías salió por pies por las pistas donde fue detenido por la policía del aeropuerto. Cuando mi tío le tuvo delante se interesó por las razones de su acto. Aquel hombre joven le relató su odisea. Había tenido que salir de su país porque era perseguido por sus ideas políticas. Le habían descubierto en el país y pidieron su repatriación. Fue concedida y era llevado de la guisa y desesperado en que se encontraba, en ese momento, delante del comisario. "Me llevan preso y nada más poner los pies en (...) seré pasado por las armas. Le pido auxilio y protección". El Comisario dio orden de que continuara viaje aquel avión sin aquel pobre hombre y trató por todos los medios de salvar a aquel muchacho. Llamó a sus superiores y, a brazo partido, - trató de encontrar una solución para salvarle, jugándose, incluso, el puesto. El caso fue que el buenísimo de mi tío José María, el comisario, en el poco tiempo de que disponía hasta el próximo avión  al que debía ser embarcado aquel "pobre diablo" no pudo encontrar ningún pariente que se hiciera cargo del chaval pero teniendo un nombre de un pariente que residía en Francia, fue capaz de ponerse en contacto con él y aquel pariente llegó a Barajas para hacerse cargo de aquella criatura sobre la que pesaba una pena de muerte inminente.
- Cuando reflexionaba sobre el QUINTO DOLOR y el QUINTO  GOZO DEL BUENAZO DE SAN JOSÉ apareció, como por ensalmo, el dolor y el gozo de otro JOSÉ, de mi tío José María, que una vez fue protagonista de una historia que guardaba un parecido con la vivida por el Buenazo de San José y, si no, juzga tú.
- Acaban de marcharse los Reyes Magos tras cumplimentar al Hijo de Dios en el sencillo aposento dónde vino a nacer como hombre. Todavía era visible, en lontananza, el polvillo que levantaban los camellos y la servidumbre de aquellos hombres que volvían a sus tierras en el Oriente cuando, presa del cansancio, cuando cayeron, José, María y el Niño, en un profundo sueño. Y fue entonces cuando el ángel de Dios le dijo a José levántate toma al niño y a su Madre y márchate a Egipto. No lo pensó dos veces, era Dios el que disponía. Con una espina clavada en todo su ser, levanto a María su mujer, la comodó en el borriquillo, tomó al niño y lo depósito en los brazos de su Madre y, bajo un cielo tachonado de estrellas, emprendió el camino hacia el sur, el camino que  conducía a Egipto porque el que mandaba en Israel había ordenado acabar con la vida del recién nacido porque en Él veía a un contrincante.
- Si los primeros pasos del viaje fueron lacerantes por el dolor tan profundo que le producía el hecho, cuando las jornadas se iban sucediendo, un GOZO desbordante vino a ocupar, en su pecho, el lugar de aquel dolor que le tenía ahogadito. Había caído en la cuenta de que las circunstancias tan adversas por las que estaban pasando, no se podían comparar, en modo alguno, con el gozo que experimentaba al llevar consigo al Hijo de Dios y a su Madre por el camino de la salvación.

No sabía el tiempo que permanecerían en tierra extraña. No sabía en qué situación se iban a encontrar. Solo sabía que era asunto de Dios y Dios no iba a dejarles de su mano durante el tiempo que permanecieran en Egipto, es más, Dios mismo, en la persona de su Hijo iba a estar con él.

Durante su estancia en Egipto emplearía el tiempo el buenazo de San José a trabajar en lo suyo, a establecer nuevas relaciones, a vivir preocupado, sola y exclusivamente, dedicado a la enseñanza y a la formación del Hijo de Dios que le había sido puesto en sus manos.
Lo demás corría por cuenta de Dios y eso ya es garantía plena de  un GOZO INEFABLE que nada, ni nadie, podría quitarle.
¡Ay! Si el ejemplo del buenazo de San José calara en nosotros y cayéramos en la cuenta que el dolor que nos causara el cambio de planes que Dios nos propusiera y la renuncia a nuestras apetencias que ello conlleva, no tiene otro fin que el de otorgarnos un gozo pleno, total, que es el que Dios nos otorga, da, sin medida, ya que es ÉL mismo el que se nos otorga. Eso fue lo que le sacó, al buenazo de San José, la espina del DOLOR lacerante de tener que emigrar en medio de la noche para salvar al niño. QUIEN CAMINABA CON ÉL ERA EL MISMO DIOS.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
28.2.2021  Domingo.  (C. 1.187)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

1 comentario:

  1. Muy buenos días, P. Alfonso, en éste Domingo del quieto dolor y gozo de San José, que también nos relata usted el dolor de ese joven en el aeropuerto, pero muchas veces se encuentra a alguien como su tío para poder aliviar un mal . Que termine bien el domingo.

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