ESTAMPA CAUDETANA.
SÉPTIMO DOMINGO DE SAN JOSÉ.
Ya tenemos a la vista la SOLEMNIDAD DE SAN JOSÉ. Con este domingo se abre la
puerta a la celebración festiva del buenazo de San José que tendrá lugar dentro
de esta semana, en su viernes.
Los gerifaltes de la autonomía Castellano-Manchega han arrumbado la fiesta en
honor de patrono de la Iglesia Católica también es patriarca de la Orden del
Carmen y, lo es, por derecho propio, del convento que lleva su nombre en la
Real Villa de Caudete que habitan los Padres Carmelitas desde finales del siglo
XVI.
Con este domingo, el devoto del Patriarca San José, reflexiona acerca del
SÉPTIMO DOLOR Y EL SÉPTIMO GOZO que, en ola sucesiva, inundaron toda la
personalidad del buenazo del Carpintero nazaretano, nada más y nada menos,
responsable, custodio de la Sagrada Familia en la que encuentra espacio humano
el Hijo de Dios.
Ya habían pasado doce años, a lo largo de los cuales, "creció en sabiduría
y gracia", que dice el Evangelio, el Hijo de Dios bajo los auspicios de
San José y de su esposa la Virgen María, la Madre del Señor. Y la Ley lo tenía
establecido: "cuando el niño llega a la edad de 12 años, deberá subir a
Jerusalén para adorar a Dios durante la fiesta de la Pascua" y, Jesús, que
se sometió, también a la Ley, acompaño a José y a María, por primera vez, en su
viaje a Jerusalén para cumplir con el mandato legal.
Contentos subían, los miembros de la Familia en caravana con otros parientes y
vecinos, para cumplir con el precepto de la Pascua. Nadie más lo sabía, sólo
ellos. Quizá no comprenderían muy bien aquello de adorar a Dios en Jerusalén,
cuando le tenían en casa. Pero la Ley y el entorno, las circunstancias, imponen
su norma y, Ellos, no pueden auto excluirse. JESÚS, el Hijo de Dios, Dios
por lo tanto, emprende el camino que le dará la oportunidad de conocer,
de primera mano, la ciudad de Jerusalén y su templo.
Realizada la alabanza a Dios en el templo, se formarían las caravanas para
volver a sus lugares de origen y la Familia de José, el Carpintero, se
enrolaría en una que bajaría a la aldea o que pasaba por ella.
La caravana, de la que formaba parte la Familia, partió, pero de la ciudad no
salió el Muchacho, se quedó intramuros. Las mujeres viajaban juntas y juntos lo
hacían los hombres, solo los niños podían viajar con ellas o con ellos,
indistintamente.
Cuando la noche impuso su ley, la caravana echó el alto para
tomar un bocado y descansar hasta el amanecer con el que reemprenderían, de
nuevo la marcha. Y en aquel momento llegó el disgusto, EL DOLOR. EL NIÑO no se
encontraba ni con su Madre, ni entre parientes y tampoco en la caravana.
Imposible llegar a percibir, si quiera, el DOLOR tan grande que ahogaría las
gargantas de José y de María. Y una de aquellas siete espadas, que les
anunciara el anciano Simeón, se les estaba hundiendo hasta las coyunturas del alma.
por el camino y, ya, dentro de la ciudad preguntarían a diestro y siniestro
dando pelos y señales del niño y , a cada negativa, la espada se les hundía más
y más en las coyundas del alma.
Tres días de búsqueda. Tres día presos de una angustia invivible hasta que, al
trasponer las puertas del Templo, seguramente para confesarle el fracaso a Dios
Bendito, le descubrieron en medio de los Doctores y sabios de Israel dialogando
o discutiendo de tú a tú con aquellos prohombres.
Presumo que al escuchar al muchachico experimentarían un GOZO inenarrable
porque su labor de enseñantes estaba pasando la prueba con nota. Pero aquel
GOZO del primer momento se les esfumaría al recibir el jarro de agua fría que
supuso la respuesta del muchacho a la pregunta de la Madre: ¡Ah! ¿pero no
sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?.
Tras los plácemes y felicitaciones y enhorabuenas que recibirían de aquellas
gentes doctas y sabias por lo BIEN PREPARADO que estaba el Chaval, bajaron los
tres hasta Nazaret donde, nos dice el Evangelio de San Lucas, que les estuvo
sometido creciendo en sabiduría y en gracia delante de Dios y de los
hombres".
El terremoto que tuvo lugar en los buenos de María y de José con el extravío de
Jesús, se aquietó, hasta desaparecer, mudándose en un GOZO pleno, sabiéndole y
viéndole con ellos bajando de Jerusalén a Nazaret, primero, y, teniéndole en
casa con ellos, después, hasta que le llegó la hora de marchar, empujado por el
Espíritu, a dar a conocer la oferta de DIOS PADRE consistente en el reencuentro
del hombre con Dios en la persona de su Hijo que se hizo hombre como nosotros o,
como quieras, a PREDICAR LA BUENA NUEVA DE LA SALVACIÓN Y A LLAMAR A LA
CONVERSIÓN A LOS PECADORES, como se nos dice en el tercero de los misterios
luminosos del Santo Rosario.
Con María, José y el Niño Dios, imbuidos por el GOZO de San José y de la Virgen
Madre, caminamos para celebrar la SOLEMNIDAD del buenazo de San José, el
próximo viernes.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
14.3.2021 Domingo. (C. 1.201)
Muy buenos días , P. Alfonso, muy completa la narración del séptimo dolor y a la vez gozo de San José que hoy nos presenta , no me queda más que decirle que tenga un feliz domingo, cuarto de Cuaresma.
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