viernes, 30 de julio de 2021

La Palmera y la Barandilla.

ESTAMPA CAUDETANA.

LA PALMERA Y LA BARANDILLA.
A la naturaleza no hay nada ni nadie que «le eche la pata por encima del hombro»
Ya te he hablado hace bastante tiempo sobre unas palmericas que surgieron en unos agujericos que habían dejado en la Plaza de la Iglesia las carpas que se levantaron por aquella Navidad para la semana comercial que tenía como fin favorecer la interrelación de los habitantes de la Real Villa de Caudete que, por cierto, tuvieron mucho éxito pues encontraron un perfecto animador en José Antonio Milán, siempre animoso, muy amigo de favorecer la comunicación entre las gentes. Lo había pensado y proyectado  y lo propuso al Ayuntamiento de la Villa en el que encontró acogida y patrocinio.
Cuando, terminado el evento, recogieron las carpas, quedaron algunos agujericos en el suelo en los que atinaron a caer algunas semillas de los dátiles que se consumieron en aquellos días. Y, allí, en la oscuridad, con la humedad pertinente, aun cuando no disponían de tierra que favoreciera su enraizamiento, germinaron rápidamente y rápidamente estaban destinadas a desaparecer. Pero Francisco, conocido como Polonia, después de leer mis buenos días se pasó por donde yo las había situado y levantó aquellos brotes para trasplantarlos a su campo.
Hoy quiero hablarte de otra palmera. Ésta palmera anda en perfecta simbiosis con uno de los barrotes que sujetan la barandilla de la rampa construida para favorecer la entrada a la iglesia de Santa Catalina de las personas con alguna discapacidad o con sus sillas de ruedas.
En la angostura desde la que surge, muy apretadica por la barra niquelada, levanta sus dos primeras hojicas, por cierto, bien hermosas, como puedes apreciar en la fotografía que obtuve de ella ayer por la tarde cuando me acerqué hasta la parroquia para celebrar la Eucaristía vespertina.
Aunque se encuentra muy protegida  porque el lugar no es apto para que la feligresía la pise, no va a prosperar pues la estrechez del lugar y, sobre todo,  la nula posibilidad de enraizar por falta de tierra y por ende, por falta de nutrientes, a no ser que alguien se decida a trasplantarla a un lugar idóneo, está abocada a quedarse, sola y exclusivamente, en proyecto de palmera, a no medrar, a desaparecer, a morir.
Pero hasta que eso tenga lugar, ahí la tienes «pregonando a grito pelao» que la NATURALEZA posee una fuerza regeneradora inmensa. Nada la apoca, nada la cohíbe, nada la extorsiona, nada le impide enarbolar el estandarte de su fuerza.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
30.7.2021. Viernes. (C. 1.315)

P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.

1 comentario:

  1. Muy buenas tardes, P. Alfonso, la verdad que la naturaleza es admirable y a usted no se le pasa desapercibida nada de nada , para hacernos llegar su conocimiento de observador. Que termine bien éste día de calor.

    ResponderEliminar