ESTAMPA CAUDETANA.
LA CONCENTRACIÓN
-"¿Has dejado al hombre en casa?"
-"Sí, anda un poco pachucho y, además, a donde yo voy el no pinta nada.
Voy a una reunión de mujeres en la Plaza del Carmen"'
-"Mala hora para reunirse a la intemperie en la noche de un día como el de
hoy que hace bastante frío"
Ella iba con su bolso y bien abrigada. Coincidimos en la puerta de la parroquia
de Santa Catalina, ella pasaba por delante y yo salía del templo tras haber
celebrado la Eucaristía .
-"Tenemos las mujeres una CONCENTRACIÓN en la plaza de El Carmen para
celebrar un acto en memoria de las víctimas de la violencia machista, me dijo y
va a bailar Davinia, la hija del yeclano, que es coreógrafa del musical «El Rey
León»".
Como llevábamos el mismo camino, la acompañé hasta la misma Plaza de El Carmen.
El acto ya había dado comienzo cuando llegamos y alguien exponía los motivos de
la concentración. Al terminar ofreció el micrófono a quien quisiera tomar la
palabra. De entre el centenar de personas, había mujeres, la mayoría, ellas
fueron las convocantes, y hombres, los menos, una mujer se adelantó y dijo:
«voy a leer una poesía»
Y leyó con voz firme su poesía.
Mientras se iban encadenando los versos, las gentes asistentes a la
CONCENTRACIÓN depositaban velitas y flores sobre un gran lazo morado tendido en
el frío suelo.
Una tanda de aplausos celebraron y premiaron sus palabras.
En el balcón de la casa que antiguamente fuera horno, pendía una pancarta de
fondo morado salpicado por muchas manicas blancas entre las que aparecían dos
símbolos de la femineidad, que movía suavemente empujada por un airecillo que
campaba a sus anchas por la Plaza y que molestaba lo suyo al personal que allí
estábamos. La leyenda decía: «¡¡Libres!! Iguales, sin miedo».
Al micrófono, la mujer que llevaba la batuta anunciaba que, seguidamente, iban
a ser proclamados los nombres de las víctimas de violencia familiar y de sexo.
Y así aconteció. Por boca de distintas personas asistentes, entre las que puede
observar a dos niñas y a varios hombres, fueron proclamándose los nombres de
1.118 mujeres y algún que otro hombre, según se me dijo posteriormente porque,
dado mi resfriado, tuve que ausentarme empujado por el vientecico molesto, por
lo frío que se movía con soltura por todo el ámbito de la plaza. Pero, no
obstante, sí que tuve la oportunidad de grabar el relato de las primeras
víctimas.
Y fue en ese momento cuando caí en la cuenta de que por toda la Real Villa de
Caudete, lucían en muebles urbanos y paredes unos papelitos con una flor morada
realizada con ganchillo, el nombre de una mujer, su edad y la leyenda «no más
violencia contra la mujer».
Ya dentro del convento de San José, El Carmen, seguí oyendo, como en un susurro,
la proclamación de todas las víctimas de la violencia familiar.
«tuve que perder la torta por el coscorrón» ya que no pude contemplar a Davinia
moviéndose rítmicamente en la Plaza. Lo sentí, pero el resfriado mandaba y no
era cuestión de desobedecer. Para otra vez será.
Recibe mi saludo. Mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
27.11.2021. Sábado (C. 1.420)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
Buenos dias,nos de Dios!!Me alegra la fría mañana,el darme cuenta de su vuelta a sus amenos Saludos literarios, con los que nos tenía acostumbrados.No dejé de hacerlo ,por favor,aunque no le contestamos,me consta que somos muchos los seguidores.Que pase un buen lunes p.Alfonso y abriese bien
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