ESTAMPA CAUDETANA.
TODOS SE LO PASARON ESTUPENDAMENTE.
Mediada la mañana de ayer, una mañana tristona porque el sol
no quiso emprender una guerra con un cielo empecinado, plomizo, amparado por
unas nubes con panza de burro que, según dicen en mi pueblo, anuncia nieve
segura, estaban, no obstante, por la labor de no regar el predio de la Real
Villa de Caudete, con agua y, mucho menos, con nieve, sonó el timbre de la
puerta y una voz muy educada, de varón, se dejó oír en el telefonillo del
claustro alto del convento de San José:
- "¿Podemos ver la exposición de acuarelas que se está
llevando a efecto durante este mes en el convento?
,- Pues, claro que sí, se le contestó desde arriba. ¡Pasad!
No era tiempo de visitas porque éstas están programadas desde las 17,00
hasta las 20,00 horas, pero a nadie se le niega la posibilidad de disfrutar de
una cuarentena de cuadros pintados según la técnica de la acuarela que está
teniendo lugar durante todo este mes de noviembre en el claustro
barroco-toscano del convento de San José, con motivo de la VI Bienal de la
Acuarela.
Eran los niños del segundo de primaria del colegio Gloria
Fuertes, colegio que, según he leído en los medios de comunicación de la villa,
está de celebración conmemorativa del centenario de su puesta en marcha, de
aquel momento en que echó a andar, para la formación de la sucesivas
generaciones de caudetanos que daban sus primeros pasicos por los caminos del
aprendizaje reglado.
Me asomé a una de las ventanas del claustro alto y contemplé
con espanto aunque también muy sorprendido, por cómo la chiquillería iba en
fila de a dos y, más que contemplando las preciosas pinturas, siendo, ellos
mismos, contemplados por los cuadros de los pintores indios que cuelgan en las
paredes claustrales.
No me resistí y dirigiéndome a los maestros les dije
que "rompiera filas" la chiquillería, que dieran rienda suelta a
tanta vida encerrada en sus cuerpecicos. El profesor me contestó:
"Es que les hemos dicho que estén calladitos para que
no molesten"
Pero, querido colega, le espeté, no coartéis, no
impidáis, el disfrute de los niños, su sano esparcimiento.
Hoy el vetusto convento de San José se ha impregnado de gozo
con el gozo y la alegría de los ñacos que habéis traído hasta aquí. Dejarlos
que campen a sus anchas. En un momento cambió todo, hasta la columnata
barroco-toscana, que terminó de ponerse guapa en 1606, volvió por sus fueros
juveniles uniéndose al jolgorio, a la fiesta que había traído consigo, al
convento, la chiquillería del colegio Gloria Fuertes.
Solos quedaron los cuadros suspendidos en las paredes pues
todos los chiquillos salieron, como balas, de su formación en columna de a dos
e hicieron del claustro un lugar de juego y recreo. Lo recorrieron todo, se
metieron en la fuente vacía, sus gritos salían del claustro emulando a los
cuatro cipreses que crecen en él buscando el cielo y, con todo y con eso,
dejaron indemnes todas las plantas, quizá porque algunas de ellas poseen
defensas que pinchan mucho con sus afiladas espinas.
¡Ah! Y los maestros..., ni te cuento, pues, al ver que la
chiquillería se lo estaba pasando en grande y que del claustro no se podían
escapar, aprovecharon para, según se aprecia en la fotografía, repasar cómo iba
la marcha de la evaluación pre navideña, que ya está a la vuelta de la esquina.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
18.11.2022. Viernes. (C.1.610)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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