ESTAMPA CAUDETANA.
LA HERENCIA.
El pasado día 13 se cumplió el medio año de la marcha de la
buena de Feli. Sí, se nos fue desde el número 53 de la avenida de San Jaime,
ancha y amplia del barrio de San Francisco de esta Real Villa de Caudete, a la
amplia casa del Padre celeste, allí donde, nos decía Jesús, "que había
muchas estancias", al lugar preparado por el mismo Cristo, para ella, para
Feli, pues nos dijo, también, que Él mismo, iba a prepararnos sitio.
Mientras permaneció con nosotros, muchos, muchos años, más
de ochenta cargada con sus achaques, la buena mujer no dejó nunca de atender al
Señor haciéndolo en el lugar donde Él habita, en la iglesia parroquial de San
Francisco. Con qué cuidado, con qué esmero, con qué preocupación, cuidaba y
velaba por cada detalle ya fuera del altar, ya fuera de la capilla del
Santísimo, ya fuera de los vestidos litúrgicos del sacerdote, ya fuera de las
plantas y las flores con que adornaba la capilla de la Comunión, el altar, el
ambón, desde donde se proclama la Palabra, ya fueran las imágenes. Éstas, las
flores concitaban de modo especial su atención. No consentía que una flor ajada
estuvieran en el florero, la quitaba. No consentía que ningún pétalo descansara
en las losas del suelo. Siempre con su escoba y su recogedor poniendo limpieza
donde todo, todo, estaba limpio e impoluto. Feli era celosísima en el cuidado
de su iglesia, la Iglesia parroquial de San Francisco.
Pero le llegó su hora poco antes de que diera comienzo la
misa dominical de aquel 13 de noviembre pasado y, la buena mujer, se fue a
encontrarse personalmente con Aquel al que sirvió, de modo esquisto, en los
ámbitos donde Él, Dios, se encontraba con ella aquí en el Barrio, en su iglesia
parroquial de San Francisco.
Su compromiso, a este lado de la vida, fue su ejemplo y, a
la vez, su HERENCIA, HERENCIA que recibieron con gusto Asunción, Lola y otras
mujeres, que tantas veces colaboraron con ella en esos menesteres.
En ello pensaba yo ayer cuando, al salir de la sacristía
después de haber celebrado la Eucaristía, me las encontré haciendo lo que Feli
hacía, adecentando los floreros, entresacando, gradiolos, gerveras, margaritas,
claveles... que habían perdido su frescura y prestancia, que se habían
consumido ofrecidas en loor al Santísimo.
Sí, me acordé de Feli, como lo hago cada día 13 de mes
durante este primer año de su ausencia, al contemplar a dispuestas y generosas
mujeres haciendo, por la parroquia, lo que ella hiciera. Sí, a mujeres que
aceptaron su HERENCIA.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
21.4.2023. Viernes. (C. 1.661)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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