ESTAMPA CAUDETANA.
LA PLAZA NUEVA VESTIDA DE LUZ.
En esta semana que nos va conduciendo directamente a la celebración solemne de la Navidad del Señor me ha tocado celebrar la liturgia en el Barrio, en el Barrio de San Francisco, en la parroquia que recibe el nombre del ámbito donde se encuentra, San Francisco.
Ya quedó atrás el largo paseo que me llevaba la semana pasada hasta la parroquia de Santa Catalina, la madre de aquella en la que me toca celebrar esta semana, la de San Francisco. Pero no por ello he dejado de concederme, según el decir de mí facultativo, el paseo beneficioso para mí. Por ello cogí "el tole tole", que diría mi madre (Ríp), y bajé andando hasta El BARRIO.
Después de haber depositado una bolsa con diversos elementos plásticos en el cubo destinado a ellos, situado en el inicio de la calle Luis Pascual, tiré por la calle Pintada y, en el ángulo recto que forma esta calle con la del Atleta Antonio Amorós, me la encontré, me encontré con La PLAZA NUEVA.
El día estaba más que feneciendo por los bajos aunque, por lo alto, por los cielos, todavía quedaban algunos vestigios de luminiscencia que estaba a punto de desaparecer porque el sol, que se lució a base de bien desde que se levantó de las tranquilas aguas del Mediterráneo y que permaneció agustito en el cielo de la Real Villa de Caudete durante todo el día, ya había pasado por encima de mi pueblo de Oropesa y se estaba dejando caer allí donde Lisboa le pone freno a las olas que lanza, una tras otra, el océano Atlántico. O, acaso, esa luminiscencia no sea otra cosa que la producida por la luminaria en que se ha convertido la Villa desde que las autoridades pulsaron el botón de encendido de todos los adornos luminosos con motivo de las cercanas fiestas de la Navidad del Señor y que suben espacio arriba conformando ese espacio lechoso con que se toca la Villa en estos días.
Así me encontré a la Plaza Nueva, oscurecida por sus bajos y por cénit a punto de estarlo.
Los diversos artilugios que ha dispuesto por toda la plaza el Ilmo. Ayuntamiento para uso y esparcimiento de los niños del entorno, estaban mudos, calladitos y en la penumbra. Ningún "ñaco" ponía su gritito en el ambiente, al tiempo que va de artilugio en artilugio diseñado para que lo pasen bien. El silencio era total. Ni siquiera lo interrumpía el paso de vehículo alguno a motor. Pero, no obstante, la Plaza Nueva no estaba triste. Se había vestido como una novia en el día de su boda, se había puesto un vestido deslumbrante, SE HABÍA VESTIDO DE LUZ, ESTABA VESTIDA DE LUZ, con la luz que desprendía el ARBOLICO de lucecicas de colores y que se levantaba, recortándose con su estrella en todo lo alto, en un cielo limpio de toda nube, en ese momento en que el día se está metiendo en el saco oscuro que es la noche.
Tal como vi ayer tarde a La PLAZA NUEVA con su ARBOLICO de luz espantando la oscuridad de la plaza, mientras bajaba a celebrar la Eucaristía a la parroquia del Barrio, a la de San Francisco, te lo cuento y, así, de esta manera, me sirvo de ella para enviarte mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
21.12.2023.Miércoles.(C. 1.754)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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