ESTAMPA CAUDETANA.
SE APAGARON LAS LUCES.
Triste está a la plaza de Nuestra Señora del Carmen. Sí, está muy triste, está muy triste porque le han quitado la alegría, LA HAN APAGADO LAS LUCES.
Ya el árbol que lucía, nunca mejor dicho, tan lindo, tan lleno de luz y color, dando bonita existencia a todo el recinto de la plaza, ya no brilla. Ya no brilla como lo hacía estos días de atrás en que hemos venido celebrando las alegres fiestas en torno a la Navidad del Señor; fiestas que acogen, desde el siglo XVI, unos actos, eminentemente populares, llenos de color, de alegría y que no son otros que los alegres Bailes que se vienen celebrando, desde entonces, en honor del Dulce Nombre de Jesús, presididos por los Reyes de los Bailes a los que se une la inmensa mayoría de los villanos.
Ya te he hablado en otras ocasiones de estos festejos tan entrañables y tan llenos de color en que, las gentes de esta Real Villa de Caudete, llenan las calles con sus trajes típicos de colores, de claras influencias valencianas, principalmente las hembras, envueltas en preciosos mantones de Manila, muchos de ellos piezas únicas dignas de museo por la antigüedad y factura de los mismos y que salen de los baúles, en estas fechas, a "tomar el aire". (Sé de buena tinta que, por uno de ellos, venido de Lagartera, al otro lado de la Autonomía Castellano Manchega, se pagó, con rebaja, la friolera de 3.000,00€).
Ya son varios los días en que el árbol de la Plaza de Nuestra Señora del Carmen ha dejado de recibir la corriente vivificadora que le encendían a todo él, como enciende los mofletes de una mozuela un piropo con salero.
Ayer tarde, cuando volvía a casa tras haber celebrado, con unos fieles entusiastas, el tercero de los días de la novena en honor de San Antón Abad, en la parroquia de San Francisco, allá en el Barrio donde tiene su asiento la ermita dedicada al Santo del desierto, ya se había ido el día cansado de luchar con la noche a la que va arrancando, cada vez, un tiempecico para que cuando llegue San Juan, pueda gritar de gozo:
¡Ya te igualé!
("por San Juan se igualan las noches y los día", afirma el dicho). Y, sí, estaba triste la Plaza del Nuestra Señora del Carmen porque su hermoso y bien plantado árbol de luz, se encontraba con sus LUCECICAS APAGADAS y ya no desprendía rayitos de luz de colores.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
12.1.2924. Viernes. (C 1.772)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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