miércoles, 16 de octubre de 2024

Los Titiriteros

ESTAMPA CAUDETANA.

LOS TITIRITEROS.

Me encontré con ellos en la plaza Nuestra Señora del Carmen, aquella víspera del día de San Miguel. 

Venía la pareja de TITIRITEROS haciendo propaganda, tratando de llevarse a los niños para entretenerlos mediante una obrita de teatro.

No tenían mucho éxito cerca de los CABALLITOS ARTESANOS que daban vueltas y más vueltas, llevando a grupas a los niños que lo estaban pasando muy bien, totalmente ilusionados y contentísimos. 

Allí, en la Plaza de Ntra Señora del Carmen, dejé a la poderosa mujer que, con el movimiento de sus piernas, como si estuviera dando pedales a una bicicleta, movía, sin dificultad alguna, todo el tinglado de los CABALLITOS ARTESANOS sobre los que "galopaban" en sus grupas muchos ñacos de la Villa. 

Caminé calle Mayor adelante parándome en cada uno de los puestos donde los artesanos exponían a la venta sus obras a cuál más linda, a cuál más bonita.

Atrás quedó el Ayuntamiento, en cuyo balcón central las banderas no ondeaban porque no se movía ni una brisica suave.

Al encontrarme frente a La Lonja observé que todos sus ojos estaban obstruidos. Y no era para menos, porque los TITIRITEROS que había visto haciendo propaganda, poco antes, en la Plaza de Ntra Señora del Carmen, allí estaban, ante la Sagrada Imagen de Nuestra Madre de Desamparados, pintada en preciosos azulejos, poniendo en escena una obrita teatral en la que interactuaban con un buen grupo de niños.

Era una obra ilustrativa y pedagógica que tenía como fin educar a los niños en la práctica de la higiene personal. 

Contemplar las caritas de los niños era una delicia y cuando se convertían en actores colaborando con los TITIRITEROS, ni te cuento. Era para verlos.

A lo largo de la obrita vino a tomar cuerpo en mi memoria aquella leyenda del FLAUTISTA DE HAMELIN que tiene su origen, a lo largo del siglo XIII, y que los Hermanos Grimm relanzaron en el siglo XVIII haciéndola objeto de poesías, músicas e, incluso, de una ópera. Aquel FLAUTISTA era un verdadero dominador de la flauta y con sus melodías tenía la facultad de atraer, detrás de sí, como si hipnotizara con su música, hasta las ratas. 

Dice la leyenda que en la ciudad de Hamelín, en la Baja Sajonia alemana, tenían una plaga de ratas y no había modo de exterminarlas. Se presentó por allí nuestro FLAUTISTA que aseguró a las gentes de la ciudad que él sería capaz de dejarles sin ratas,  que desratizaría la ciudad. 

Quedaron en satisfacer su actuación con una importante suma de dinero. 

El FLAUTISTA, puesto manos a la obra, con su música, sacó de sus escondrijos y cuevas a todas las ratas de la ciudad. Las reunió en torno a sí en mitad de la plaza y se las llevó tocando la melodía hasta el río Wisser en cuya orilla se encontra, todavía hoy, situada la ciudad de Hamelín, donde se ahogaron todas.

Los ciudadanos no cumplieron con su compromiso. No le pagaron. 

El FLAUTISTA se ausentó del pueblo. Pero volvió unos días después con ocasión de la fiesta de los Santos Juan y Pablo y mientras las gentes se encontraban en la iglesia, él se puso a tocar una melodía que al ser oída por los niños de la ciudad salieron todos de sus casas e, incluso, de la Iglesia soltándose de la mano de sus padres y fueron con él. Él los llevó a una cueva remota y no volvieron a verlos jamás.

Sólo se salvaron tres niños: uno cojo  que no pudo seguir  a sus compañeros; otro ciego que se equivocó de camino por su ceguera y otro, sordo,  porque no oyó la melodía. Por sus discapacidades no pudieron seguir al FLAUTISTA. 

Ellos fueron los que informaron a las gentes del pueblo de lo sucedido. Pero no supieron decir donde se los había llevado el FLAUTISTA, de modo y manera, que aquella ciudad, en el siglo XIII, se quedó sin los infantes. 

Esa leyenda discurría, fotograma a fotograma, en mi memoria, mientras contemplaba la alegre puesta en escena de la obrita de teatro que estaban llevando a cabo dos TITIRITEROS  interactuando con algunos de  los niños de esta Real Villa de Caudete.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

16.10.2024. Miércoles. (C. 2.033)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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