ESTAMPA CAUDETANA.
EL DICHO.
Ayer, a primera hora, me encontraba en la sala de espera del Centro de Salud de esta Real Villa de Caudete donde, a su vez, esperaban turno para ser atendidas dos comadres, ya entraditas en años.
Mantenían una conversación muy animada que chocaba frontálmente con los avisos pegados a la pared "de guardar silencio". Trataba su animado diálogo acerca de la progenitora de una de ellas que, por dedución, debía ser una mujer con muchos, muchos, años, lo que acarreaba la necesidad imperiosa de atenderla en los más mínimos detalles. Aunque, una de ellas, la hija, decía que le venía bien que se moviera y como no le hace ascos a hacerse ella misma su cama, la dejo que la haga, así se mueve un poco, pues le viene bien. Y, a mí hermana la tengo dicho que "la deje hacérsela. Y, así, madre , se mueve algo". Pero, lo demás, se lo tenemos que hacer todo.
A lo que aquella otra mujer, con la que se comunicaba, le contestó:
"Si es que, chica, las mujeres no tenemos ni una pizquita de tiempo libre. Estamos siempre, constantemente, atareadicas".
Y aquella que daba noticias de su progenitora le contestó con el DICHO acuñado por la sabiduría popular, ¡que es todo un piropo para las mujeres!
El personal que esperábamos en toda la sala a ser recibidos por el médico o el ATS, según el caso, agudizamos el oído, yo diría que se produjo un momentico de silencio total y absoluto a la espera de lo que iba a contestarle su alegre comunicante. Y, así, en un tono de voz perfectamente audible por todos los presentes le dijo:
" YA TE DIGO, CUANDO DIOS CREÓ EL MUNDO, NO PODÍA CON TODO, Y CREÓ A LA MUJER".
Al salir del Centro de Salud, allí se quedaron, a la espera de ser atendidas, las comadres enfrascadas en su cuchicheo nada susurrante.
Recibe mi saludo, mis
¡¡!BUENOS DÍAS!!!
11.1.2025. Sábado. (C. 2.115).
P.Alfonso Herrera. Carmelita.
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