ESTAMPA CAUDETANA.
SEGUIMOS EN FIESTAS.
Ya te lo decía yo en mis "buenos días" del pasado día 7:
"Hasta San Antón, fiestas son"
Y ahí tienes la prueba:
El cartel anunciador. Coincidiendo con el primero de los días de la novena dedicada a la egregia figura del eremita San Antón, ya se nos anuncian, desde las cancelas de los lugares de culto, desde tablones y escaparates, las FIESTAS EN HONOR DE SAN ANTÓN.
Van precedidas por una solemne novena que tiene lugar, cada tarde, en la parroquia de San Francisco de Asís por encontrarse, su ermita, sita en el ámbito de la misma.
A lo largo de los últimos siete años, todos los de mi permanencia en esta Real Villa de Caudete, te he venido hablando acerca de este hombre que fue tocado por el Espíritu Santo mientras escuchaba la catequesis evangélica en la que el Señor Jesús pedía a sus discípulos que se dejaran de zarandajas, que no estuvieran sometidos a las exigencias de los bienes materiales, que lo dejaran todo, que lo repartieran entre los pobres y luego, a cuerpo gentil, sin nada en los bolsillos, emprendieran el camino en pos de Él.
Nos cuenta el Evangelio (Mt 19,16-30) que se acercó a Jesús un joven para que le informara acerca de lo que tenía que hacer para entrar en la vida eterna.
Escuchó al Señor que le dijo:
"cumple las recomendaciones que Dios dio a Moisés en el desierto del Sinaí"
Y el chaval aquel le dijo:
“eso ya lo hago de ordinario ¿qué más puedo hacer?”
Y Jesús, mirándole con cariño, le dijo:
“solo te falta una cosa, vete a tu casa vende todo lo que tienes dárselo a los pobres y luego ven y sígueme”.
Al oír esto, aquel muchacho se quedó de una pieza, y nos dice el Evangelio que dando media vuelta se fue cabizbajo. Porque, al parecer, tenía muchas posesiones. Ese “tenía” podría traducirse por "era esclavizado o sometido por muchas posesiones, era un chico rico y no quería desprenderse de lo que, a su parecer, le daba seguridades".
Esa misma catequesis fue la que escuchó Antonio en la catedral de Alejandría y, con ella, le llegó la llamada portentosa de Dios para que se pusiera en camino y lo siguiera.
Y, él, al contrario que aquel joven del Evangelio, fue a su casa, aseguró el futuro de su hermana pequeña, vendió todo lo que tenía lo repartió entre los pobres y, emprendió el camino que le condujo a la soledad del desierto para encontrarse con Dios. Porque, en ese encontrarse con Él, iba a encontrar la paz. Que, a la postre, iba a ser el premio más suculento, más grande, más hermoso que el poseer o ser poseído por los bienes de este mundo.
Y, sí, ayer por la tarde, me tocó, como en años anteriores, hasta ahora siempre me ha tocado, abrir el novenario en honor del Santo que tanto ha atraído, y sigue haciéndolo, a la gente de todos los tiempos.
La cofradía de San Antón, muy animosa, se ocupa en animar el cotarro de la Villa en torno a la figura del Santo Antón, titular de la ermita, situada extramuros de la Villa, a la vera del camino por donde pasaba y sigue pasando el peregrino que, desde el sureste español, tiene como norte dar un abrazo al Apóstol Santiago en las tierras gallegas de Compostela.
Ya tienen todo el programa pergeñado y, como siempre, destacan las venidas e idas de la sagrada imagen del Santo desde su ermita a la parroquia matriz, el encendido de la hoguera y la gran comida de fraternidad que tradicionalmente llevan a cabo en los salones de la ermita, el concierto de cuerda que tendrá lugar la víspera de la celebración festiva del Santo y la bendición de los rollos en el transcurso de la misa de víspera que siempre suele celebrar el señor cura párroco del lugar.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
10.1.2025. Viernes. (C.2.114).
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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