domingo, 19 de enero de 2025

No, no fue el Flautista de Hamelin.

ESTAMPA CAUDETANA. 

NO, NO FUE EL FLAUTISTA DE HAMELIN.

A media tarde se oyeron por toda la Real Villa y, por ende, dentro del convento, golpes de Tambores y Tamboriles.  

No, no era el FLAUTISTA de HAMELIN. 

No, no estamos en la Alemania de 1284.

No, no ha contratado el Imo. Ayuntamiento los servicios de un flautista para erradicar de la Real Villa de Caudete una plaga de ratas.

No, no ha habido incumplimiento de contrato por parte de los habitantes de la Villa con un flautista. 

No, no ha habido venganza de un flautista.

No, no han desaparecido los niños de la Villa. 

No, no se han salvado de desaparecer un niño ciego, otro sordo y uno más, cojo.

No, no ocurrió nada de eso que ocurriera el 26 de junio de aquel año de 1284 en la ciudad alemana de Hamelin.

Lo que sí aconteció ayer por la tarde fue un pasacalles  llamando la atención de las gentes de la Villa que, a golpes de tambor y tamboriles, que llevó a cabo la Banda de Tambores y Tamboriles del Cristo de la Juventud, con asiento en la parroquia de San Francisco, allá en el barrio de su nombre, la que, con paso militar ha recorrido las calles de la Villa, como hiciera aquel flautista en HAMELIN, pero no para llevarse, detrás de ellos, solo a los niños de la Villa, sino a todos los villanos, hasta la ermita de San Antón porque iban a dar comienzo los fastos con que se festejará a aquel muchachote (19 años) que dejó toda la herencia de sus padres, que era muchísima, a los pobres de Alejandría, después de asegurar la atención a una hermanica chica.  

Y cogió el "tole, tole", que decía mi madre, y se marchó al desierto a encontrarse con Dios en el silencio, acomodándose en una cueva que encontró por allí, en cuya puerta hacían guardia las fieras depredadoras existentes por el entorno pues le aceptaron como a uno de ellos, tras haber curado a una.

"Cacé", con el telefonillo, desde una ventana del convento de San José, a la Banda de Tambores y Tamboriles del Cristo de la Juventud cuando hacía su entrada en la Plaza de Ntra. Señora del Carmen, procedente de la calle Moreras. 

Fueron vistos y no vistos porque, como te decía al principio, iban a paso militar tras su estandarte. Daba gusto verlos, grandes y pequeñitos sacándoles los roncos sonidos a los tambores y más afinados a la tersa piel de los tamboriles.

La Banda de Tambores y Tamboriles, no puso el fin a la Fiesta, fue la encargada de abrir la puerta a las celebraciones festivas en honor del Santo Abad Antón dándole el testigo a los colegas encargados de sacarles las melodías frotando las cuerdas a violines, violas, violonchelos y contrabajos y, cuando sus cajas dejaron de emitir los suaves sonidos, el protagonismo recayó sobre el Coadjutor, Antonio Graciá Albero, carmelita, natural del lugar, que presidió la Eucaristía festiva de la Víspera, dentro de la cual, bendijo los rollos del Santo que se repartirán hoy por toda la Villa. Y, luego, tuvo lugar el colofón de los prolegómenos: ardió la hoguera.

Hoy subirá en procesión la Sagrada Imagen del Santo Antón, acompañada por la Banda de Tambores y Tamboriles, hasta la parroquia de San Francisco y, luego, al concluir la Misa Solemne reemprenderá su viaje procesional por las calles de la Villa rememorando aquel otro viaje que hiciera el Santo Antón desde la cueva del desierto hasta la gran ciudad de Alejandría para echarle una mano al Patriarca Atanasio en su lucha contra la herejía propalada por Arrio en la misma Alejandría. (*)

El punto final a las Fiestas Antonianas tendrá lugar en la Avda. San Jaime junto al templete de Cristo crucificado, una vez concluida la procesión, con la bendición de los animales cuyos dueños serán obsequiados, en ese momento, con un paquetito, regalo del Ilmo. Ayuntamiento, con distintos elementos de limpieza para atender a los bichitos.

Luego, mientras la imagen del Santo Abad Antón emprende el camino de vuelta hacia su ermita se llevará a efecto la rifa del cerdito y de otros regalos.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

19.1.2025. Domingo. (C. 2.123).

P. Alfonso Herrera. Carmelita.   

(*) La Herejía Arriana negaba la naturaleza divina de Jesús. Afirmaba que había sido creado por el Padre antes que cualquier otra cosa y, por lo tanto, no era eterno y, por supuesto, no era Dios.

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