ESTAMPA CAUDETANA.
PHILADELPHUS PUDENDIS.
Bajaba yo en la tarde de ayer por el Paseo de la Virgen de Gracia con dirección a la Glorieta de la Cruz cuando me sacó de la hondura de mis pensamientos una exploxión de blancura. Todo un florón hermoso y guapo se levantaba más allá de la verja de hierro de un gran chalet.
No se encontraba cerca del Paseo, crecía pagado a la casa porque, su dueña, a todas luces, sensible y amiga de suaves fragancias, la quería cerca para que perfumara los interiores de su hábitat con el olor que expelen las secillas flores del CELINDO, JERINGUILLA o FILADELFO, que compite con aquel que ponen en el aire los naranjos y limoneros, con el Azahar.
Confieso, no es que me coma la envidia, que me gustaría un montonazo contar con algunos de estos arbustos que dejan caer sus hojas en el invierno, pero que se visten como una novia, todo de blanco, cuando llega el verano, aquí y allá, en el corralón del convento de San José (El Carmen).
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
14.5.2025. Miercoles. (C.2.232).
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario