miércoles, 23 de julio de 2025

El gato indolente.

ESTAMPA CAUDETANA.

EL GATO INDOLENTE.

Ayer tarde, como cada día que me es factible, bajé a dar mi paseico  hasta la Glorieta de la Ccruz para volver por la Avenida del atleta Antonio Amoros.

Bajando por la avenida de la Virgen de Gracia se encuentra único  dos chalets bajitos gemelos, separados por una sencilla valla en cuyos patios reina un montón de  gatos. Supongo que los lazos que lis unen sanguíneos son muy fuertes porque guardan, según vengo observando, una relación de efecto y nunca de riñas ni de violencias. 

Ayer observé que solo había dos uno entre las ramas de un Romero que ocupa la concha de un gran tiesto. Pienso que no se encontraba allí para que las ramas olorosas le defendieran del sol porque no le daban directamente. Tampoco para que le diera en las alturas alguna ráfaga de aire, puesto que tampoco lo hacía, simplemente estaría allí al frescor, creo yo, que guardaría la tierra después del riego a que le sometieran por la mañana los habitantes del lugar. 

Y el otro gato, tendido todo lo largo que era, INDOLENTE, él, permanecía exhausto, como fuera de sí, ajeno a cualquier imprevisto, hundido en su sopor.

Salvé el parterre que separa la valla de los chalets de la calzada de la Avenida y me dispuse a sacarle una fotografía, esa que ilustra estas palabritas del día de hoy. No me separaban del animal ni siquiera dos metros y medio y, por más que su oído fino percibiera mis movimientos y cercanía, ni un pelo de su bigote movió ni un párpado despegó de sus ojos ya te digo INDOLENTE y ajeno al acontecer de más allá de su piel que, por ser muy buena, le tendrá cocidito en su propio jugo. Y digo cocidito porque el calor en el que nos encontramos envueltos en este tiempo en estos días también en la tarde de ayer en que ni una brizna de aire se movía de un lado a otro, es muy agobiante. Y esa  que era la razón por la cual el minino experimentó ninguna clase de sobresalto por mi presencia tan cercana a él. 

En aquel momento iban avenida abajo un par de abuelos con su hija y el nieto que está les había dado no en el carricoche sino en los brazos amorosos del "yayo" según el decir la abuela al tiempo que, dirigiéndose a mí: 

"A usted le pasa lo que a mi marido, le gustan los gatos y, por lo que veo, mucho puesto que ha aprovechado el sopor del gato para sacarle una foto".

La contesté amablemente"

mire no es que a mí me gusten los gatos, tampoco los hago ascos, ¡Qué va! Lo que pasa es que aquello que me llama la atención lo fotografío y al día siguiente lo empleó como vehículo para hacer llegar mi saludo a las gentes que me son afectas y a aquellas otras que tienen a bien leerme en la Web de Amigos de la Historia Csudets. Esa ha sido la razón por la cual me he plantado a dos pasos del animalico, para hacerle una foto y, como es tanto el calor que tiene, ni siquiera me ha dedicado una mirada puesto que ha permanecido con los párpados, yo diría que cementados. Y es que, como hace tanto calor, el pobre animal lo está pasando mal"

Allí se quedó el gato haciendo lo que nos toca hacer a todo bicho viviente estos días, aguantando, como mejor se pueda la "lumbre" que nos va dejando el sol en su camino hacia más allá de mi pueblo de Oropesa donde se despide de Castilla La Mancha para trotar por entre las dehesas extremeñas y colarse en Portugal a poco de dejar atrás a Badajoz.

La estampa gatuna de esta Villa te lleva hoy mi saludo, mis 


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

23.7.2025. Miércoles. (C.2.294).

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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