jueves, 24 de julio de 2025

El patio de los gatos.

ESTAMPA CAUDETANA 

EL PATIO DE LOS GATOS.

Fíjate que titulo mis letricas: "EL PATIO DE LOS GATOS" y no "El Callejón del Gato".  Y es que, como comprenderás, ni yo soy Don Ramón José Simón Valle Peña, conocido por su seudónimo "Ramón del Valle-Inclán", ni mis letricas las he sacado de "Luces de Bohemia". Y, por supuesto, no he dado el corta y pega al relato del escritor gallego de Villanueva de Arosa porque en mis letricas  no te hablo sobre un callejón existente en el mismo centro de Madrid, plagado de tiendas  en el que existió, creo que sigue existiendo al día de hoy, una tienda en cuyo escaparate situó su dueño dos espejos de tamaño semejante al de los bípedos humanos que por allí pasaban, uno cóncavo y el otro convexo, que hacían las delicias de los viandantes al observar sus figuras totalmente distorsionadas, al tiempo que servían de gancho a posibles clientes.

No, no me estoy refiriendo a la obra del gran literato, cultivador privilegiado de todo género de literatura, teatro, novela, cuentos... En los que fue un "primer espada". 

No, me estoy refiriendo a uno de los patios de los que ayer te hablé, situado en la Avda. de la VIRGEN de Gracia de esta Real Villa de Caudete. Y, en modo alguno me referiré a unos espejos que allí no aparecen. Ni tampoco a un personaje tan peculiar como Max Estrella, protagonista del libro. En el patio en cuestión, donde antes de ayer solo había un gato "tirado indolentemente", todo lo largo que era, ayer había cuatro como puedes contar en la fotografía que te adjunto. 

Tres de ellos, acomodados entre las ramas de un Romero que crece en una gran jardinera redonda, otro más tirado en el suelo bajo la jardinera  Y un quinto, lamiéndose la pelleja hasta allí donde alcanzaba su lengüecica pegado a la pared de la casa.

Otro más se había subido al alféizar de una ventana en el patio vecino, quizá para beneficiarse de algún hilico de aire que saliera o entrara por las rendijas de la ventana.

Era lógico que así estuvieran porque el ambiente estaba pesado. Un bochornazo lo imbadía todo. El aire no había escapado de su encierro. Las chicharras hacían propaganda de sí mismas llenando el ambiente con su estridente estrídulo o chirrido producido por el frotar de sus hélitros.

Con toda seguridad, alguno o algunos miembros más de la comunidad gatuna andaban a la búsqueda de pajarillos, carne tiernecica  y caliente, que por lanzarse desde el nido antes de tiempo, vinieran a fenecer molidicos entre los afilados dientes de los felinos pasando así ¿a mejor vida? convertidos en proteínas gatunas.

De vuelta a casa, ya en la Villa, un viento proveniente de Villena, nos hacía agradable el caer  de la tarde, solo en la calle, porque lo que es dentro de casa... Ni diciéndole ¡Os, ¡Os! Se iba el calor. Tan subido de tono estaba y está.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

24.7.2025. Jueves. (C.2.295).

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario