ESTAMPA CAUDETANA.
Hacía pocos años que había echado andar el siglo IV. Aconteció entre los años 303 al 313. Por entonces, gobernaban el magno Imperio Romano, Majencio al que sucedió Maximino.
No lo sabemos con certeza porque las noticias han venido en volandas de leyendas desde aquellos tiempos y empezaron a solidificarse cuando se sujetaron en escritos a partir del siglo V. El caso es que, uno de ellos, de los emperadores nombrados anteriormente, mandó al ámbito celestial a una joven noble natural de Alejandría, ciudad depositaria de la sabiduría del pensamiento del otro lado del mar Mediterráneo, el de los griegos. Ésta, Alejandría, ya sabes que fue la capital del antiguo Egipto, hoy desaparecida bajo 30 metros bajo del nivel del mar Mediterráneo, cosas de la evolución, el crecimiento, la formación y perfeccionamiento de esta pelota en la cual nosotros hacemos equilibrios, vivimos, que no es otra que nuestro mundo, que el planeta tierra.
A esta ciudad, notoria entre todas las que contaba el Imperio Romano, acudió el emperador con motivo de alguna fiesta y, tuvo noticias de una joven, solo contaba con 18 añicos, muchacha noble y cultísima, pero Cristiana. Y, claro, movido por la curiosidad pidió que se la presentaran para conocerla. Y, la verdad, no le fue bien al emperador discutir con ella sobre asuntos del conocimiento por lo que dejó al pobre emperador los los suelos. Y, estando en esas resultó que la chica, Catalina,se permitió la osadía de predicarle al mismísimo emperador y, claro pasó lo que tuvo que pasar y que no fue otra cosa que por no tomar parte en los sacrificios de animales a las deidades romanas, mandó cortarla en filetes usando para ello una rueda con afiladas cuchillas.
El tiro le salió por la culata porque nos llegan noticias que al ser tumbada para que la rueda al rodar la fuera fileteando, resultó que, al tocar las afiladas cuchillas sujetas a la ruedas el joven cuerpo de la condenada, éstas salían volando causando la muerte de varios de los verdugos ejecutores, mientras Ella, Catalina,permanecía intacta.
El emperador, haciendo caso omiso a la ley del Imperio que sancionaba que:
"Una vez llevada a cabo la ejecución del castigo a un reo, ya no podía someterlo a uno nuevo. A lo sumo se lo podía condenar al destierro",
mandó que la cortaran la cabeza. Y, esta vez, sí que surtió efecto porque, la separaron la cabeza del tronco, de un certero espadazo. Y, partió, el alma de la preciosa mártir Catalina para el cielo, mientras que por los orificios de las arterias seccionadas manaba leche, y no sangre. Sus restos mortales, fueron llevados por los ángeles hasta el Monte Sinaí donde, con posterioridad, el emperador Justiniano I mandó edificar un monasterio para que los monjes velaran por las reliquias de la joven mártir Catalina.
Hay quienes discuten acerca de su existencia pero el hecho es que se la viene venerando desde muy antiguo y con certeza plena, desde el siglo V. Y si quieres saber dónde se la tiene por patrona e incluso dando nombre, titular de Iglesias e instituciones e, incluso, prestando su nombre a alguna región brasileña, pregunta a cualquiera de las plataformas informativas de los Más Media.
Nosotros, aquí, en la Real Villa de Caudete la tenemos como titular de la parroquia Madre de la Villa desde que, dicen los legajos, ciertas personas trajeron la devoción por Ella, desde mi tierra toledana, entronizada en una hornacina en mitad del retablo.
Los símbolos con que es representada son la rueda, la espada, la palma, la corona, propios del martirio y un libro, como símbolo de su sabiduría.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
25.11.25. Martes.(C.2.403)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
Pd. ayer se cumplió el 89 aniversario del martirio sufrido por el Caudetano carmelita Alberto Marco Alemán en Paracuellos del Jarama, llevado a cabo en una saca en la que fueron fusilados muchos que estaban presos con él en la cárcel de la calle de Díaz Porlier en Madrid. Recuerda que ya te daba noticias de ello el día 18 próximo pasado en que en la diócesis de Albacete se celebraban su memoria litúrgica.
Fue beatificado junto a sus ocho hermanos en religión el día 13.10.2013
La apertura de la causa de beatificación del Padre Alberto y de los 8 jóvenes Carmelitas junto a 16 hermanos de las Escuelas Cristianas tuvo lugar en Madrid y fue presidida por el obispo auxiliar, don José María García la Higuera, el 1 de Julio de 1961. Testimonio gráfico de aquel inicio es la fotografía que te adjunto seguidamente.
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