miércoles, 10 de diciembre de 2025

No es lo mismo, no

ESTAMPA CAUDETANA.

NO ES LO MISMO, NO.

Cierto, NO ES LO MISMO, NO,  dar que te den, ofrecer que te ofrezcan, lucir que te luzcan, ser luz que solo, de luz, te envuelvan. Ciertamente, NO ES LO MISMO, NO.

Ya hace tiempo que los oficiales del Ilmo. Ayuntamiento situaron en plazas y plazoletas árboles metálicos porque hay que mirar por los bosques y, al hacerlo, cuidar el planeta. Pero nada más. 

Eso sí, los dejaron dispuestos para que, en el momento señalado, el Edil y su corporación, acompañados por la banda patrocinada por la Institución, se den una vueltecita por la Real Villa y, apretando un botón ¡Zas! se prendan con luz los especímenes producidos por la industria humana.

Pero, siempre hay un "pero", todavía no ha llegado el momento. Llegará, claro que sí, pero, al día de hoy, todavía no ha llegado y, ahí los ves, ahí, en plazas y plazoletas se encuentran levantados, pero muertos, no vivos. Ahí están, en penumbra, recortados de la oscuridad por una luz, no propia, cedida por focos que llenan el ámbito donde se encuentran radicados. Y, NO ES LO MISMO, NO. ¿Cómo iba a ser lo mismo? Generar y expandir su propia luz, que recibirla prestada procedente de aquí y de acullá. ¡Para nada!  Para nada es lo mismo, para nada, es igual.

Dime, ¿acaso es lo mismo un arbolico,  luminoso que aparece guapo, bonito, todo luz, que ese plantado en mitad de la Plaza de la Iglesia que permanece frío, estático, como si fuera un fantasma, eso sí, sin sábana blanca que lo cubra y proteja? Ciertamente que no, NO ES LO MISMO, NO.

Pues, de esa guisa, ya lo llevo viendo unos días. Claro que, si lo miras con otros ojos, algo te puede decir. Se lo puede ver como símbolo de una sociedad envuelta por la oscuridad, una humanidad envuelta en sombras en la que tenues luces irrumpen, rasgando la tiniebla, en la que se encuentra inmersa, oscurecida. Necesitada de que se le inyecte energía para que la inunde y le salga, por cada poro, por cada bombillica, hecha luz.

Y, sí, claro que sí, podemos ver en ese árbol metálico anclado, que no plantado, en mitad de la Plaza de la Iglesia de esta Real Villa Caudetana, un signo de esta sociedad nuestra que se encuentra a la espera de que llegue el Prometido, el Emmanuel, el Dios con nosotros, todo Energía Divina, para que, al comunicársenos, quedemos iluminados y, así, proyectemos luz, ser luminosos.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

10.12.2025. Miércoles.(C. 2.414).

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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